Las falsificaciones documentales sobre la Historia de Cristóbal Colón
Por SALVADOR BARA
Las falsificaciones, a través de la historia, ha sido una actividad que ha apasionado a un gran número de personas. En algunos casos, estas falsificaciones tenían el aspecto inocente y festivo de una travesura, donde el autor buscaba el placer del engaño unido a la maestría de la realización, sin obtener ningún beneficio material.
La mandíbula de Piltdwn le tomó el pelo a los antropólogos durante muchos años. El violinista Kreissler compuso obras que atribuyó a compositores clásicos. En fin, podríamos incluir al arqueólogo que dentro de una pirámide dejó un comentario jocoso, escrito en jeroglífico, y que dentro de muchos años podrá ser el quebradero de cabeza de otro arqueólogo.
Otros aspectos tienen las falsificaciones interesadas, que en muchos casos alcanzan la genialidad. Recuerdo en este momento a un falsificador de sellos de correos que los dibujaba a plimilla, y a tro que por el mismo procedimiento falsificó un billete de banco, que ya es difícil, vin el campo de la pintura, en el que se mueve mucho dinero, la historia no tendn’a fin, en muchos museos, con excelentes expertos, se cuelgan cuadros falsificados.
¿Qué se podría decir de las falsificaciones documentales? Cuando se realizan fuera de su época, es muy difícil que resistan los medios de investigación de que se dispone en la actualidad, pero cuando se realizaron hace 300 años, como sucedió con muchos documentos colombinos, 50 o más años de diferencia no pueden discriminarse, a raiz del famoso pleito de sucesión, iniciado a la muerte del bisnieto del almirante D. Diego Colón, en 1578 y que duró hasta 1606, se «pusieron en circulación11 numerosos documentos, algunos durante este período y otros, tal vez fraguados por estas fechas, que se sacaron a la luz años más larde.
A partir de este momento empezó a interesar vivamente la nacionalidad de Colón, ya que, si era genovés, daba pié a sus parientes Colombos para reclamar.
Julio Salinero, en 1602, publicó unas actas apócrifas sobre una deuda contraída en Savona, en 1474, por Domenico Colombo, padre de Cristoforo, con Conrado Cuneo. Su hijo Sebastián la reclama 27 años más tarde. En el acta se viene a decir que Cristoforo y sus hermanos están ausentes y que moran en tierras de España, como es notorio. Apañe de ser apócrifa, y de reclamar una deuda caducada, esta acta se refiere a Colombo y no a Colón. No obstante convenfa para justificar la sucesión de D. Baltasar Colombo.
Los genovistas comprendían la insalvable dificultad de identificar Colombo con Colón y por ello urdieron el acta conocida corno Armiratum Regís» Ispaniae, que es del 11 de Octubre de 1496. Bn ella, Giovanni, Manco y amighesto Colombo, hijos del fallecido Antonio Colombo, hermano de Domenico, convienen en que Giovanni viaje a España a reclamar una deuda a Cristoforo Colombo «Almirante del Rey de España». Esta deuda tenía 23 años y no se indica su cuantía, hecho incomprensible desde un punto de vista formal, aunque explicable teniendo en cuenta el amaño ya que, por un ladof si la deuda era grande no cuadraba con la solvencia del pobre Cristoforo, condenado en varias ocasiones a pagar pequeñas deudas, y si era pequeña no justificaba hacer tal viaje. Por otra parte, parecería más lógico realizar gestiones previas antes de emprender tal viaje. Además ¿desconfiaban los hermanos entre sí como para hacer un acta, temiendo que alguno se negase a pagar un tercio de los gastos, según lo pactado?, ¿como no aseguraron que cada uno recibiera un tercio de la deuda, si se cobraba, haciendo constar su cuantía?.
La Institución Mayorazga, apócrifa, se conoció 80 años después de su otorgamiento, cuando se inició el pleito sucesorio en 1578. Lo curioso de este documento es que, por un lado Colón dice que es de Genova y por otro que su verdadero linaje es de quien se llame y haya llamado de sus padres y antecesores, de Colón, ¿donde quedan los Colombos? Por otro lado, en el auténtico testamento, otorgado en Valladolid en 1506, nada se dice ni de su patria ni tiene ningún parecido con lo que se indica en ese documento. Una vez más, los artífices del engaño actuaron, pero con poca fortuna.
No solo en Italia se hicieron amaños. En la Biblioteca de la Universidad de la Laguna, (signatura 83-1-15/16) existe un documento, atribuido a D. Juan Nuñez de la Peña que hace referencia a la nacionalidad del descubridor de las Indias. El documento es de 1719 y en él se transcribe un cuaderno de genealogías presentado por el mencionado D. Juan y en el que viene a decir «…También tenemos a Domingo Colón, marido de Susana Fonterosa, naturales del reino de Galicia, y a sus hijos Bartolomé, Diego y Cristóbal, el descubridor délas Indias de S.M, que nació en Albizoli, cerca de Savona, donde se establecieron sus dichos padres,… Está firmado por el escribano Manuel de Roo.
D. Modesto Bará, por intermedio de D. Alfredo Sánchez Bella, logró que fuera estudiado ese documento y en un principio se tomó como auténtico. Unos meses más tarde recibió una carta en la que se rectificaba la anterior afirmación, indicando que era apócrifo. Un estudio encargado por M. Bará. al que fue experto calígrafo D. Luciano Rodríguez Requena, con fotografías del documento reseñado y otras de escritos indudables de M de Roo, afirmaba que la rúbrica auténtica del escribano no coincidía con la del documento reseñado.
No queremos alargar más este artículo, que fue escrito como recuerdo y homenaje a mi padre, gran entusiasta de este tema, y de cuyos escritos he sacado estas notas, sin ningún atisbo de erudición, que no poseo.