Prudencio Otero Sánchez .- Nació en 1847 y falleció en 1936 en Pontevedra. Presidente del Casino de Pontevedra, fue el continuador de la labor de Don Celso García de la Riega, fruto de sus investigaciones fue la publicación del libro «ESPAÑA, PATRIA DE COLÓN«.
OTERO SÁNCHEZ, PRUDENCIO (1848 – 1938)
Vinculado á Pobra do Caramiñal, vila na que posuía o Pazo do Colo de Arca, tivo amizade e parentesco con Valle-Inclán, ao que lle pediu un prólogo para a súa obra España, patria de Colón (Madrid, Biblioteca Nueva, 1922), pero que non se atreveu a publicar polas ácidas críticas de Valle cara aos galegos, prólogo que non se editou ata marzo de 1987, cando o publicou Rafael Landín Carrasco. En embargo si puxo Prudencio Otero á fronte da súa obra unha breve carta de Valle:
“Querido Prudencio:
He leído la trova Memorare novissima tua y otras canciones atribuídas al almirante e insertas en el Libro de las profecías. Yo soy lego en estos achaques de erudición y no sé si está en duda la paternidad de estas canciones. Pero a lo que yo alcanzo, ni por léxico ni por la construcción parecen de extranjero. No deja de ser extraño que el Almirante haya olvidado de modo tan cabal el italiano, y que, sin embargo, aparezcan en algunos de sus escritos modismos luso-galaicos.
Te estrecha la mano tu pariente. Valle-Inclán”
A obra de Otero sostén a tese da orixe galega de Colón, tema moi polémico na época e sobre o que existe abundante bibliografía galega, e tema no que foi precursor o pontevedrés Celso García de la Riega (1844 – 1914) coa súa obra Colón español. Su origen y patria (1914). Outros galegos defenderon con ardor esta tese do Colón galego, entre eles Constantino Horta y Pardo, morto en 1923, autor de La verdadera cuna de Cristóbal Colón, Luís E. Rey, José Rodríguez Martínez, autor de Colón español, hijo de Pontevedra (A Coruña, 1920).
Valle-Inclán, chega a verquer expresións coma estas:
“Lo indudable, es el alma gallega que lleva en su almario, el Almirante: Era solapado y tenaz: Amigo del dinero, y cruel en el mando: Receloso y envidioso. ¡Y tan desconfiado, que dondequiera sospecha traiciones! Su iluminismo práctico, parece de entre Miño y Sil”.
O prólogo de Valle-Inclán, trala publicación feita por Rafael Landín, está reproducido na obra de Valle Varia (Madrid, Espasa-Calpe, 1998).
Lanza Álvarez, non moi fiable nos datos, anota que naceu en 1846 e que a primeira edición da súa obra é de 1911.
En el año 1922 publica en Madrid con muy buena crítica el libro «España, patria de Colón» donde pide el reconocimiento oficial de la patria española de Colón, además de hacer extraordinarias revelaciones. (Madrid, Biblioteca Nueva, 1922),
Rafael Calzada: Diputado provincial de Pontevedra, el que más ha batallado seguramente en busca de elementos de convinción para ser agragados a los que ya conocemos y uno de los mayores sacrificios se han impueto para sostener a flote la causa del Colón Pontevedrés.
Descarga aquí el artículo publicado en ABC el 03 de julio de 1926
LA PATRIA DE CRISTÓBAL COLÓN
Esta campaña de A B Q removedora en la calle de un problema de reivindicación de la verdad histórica Cine ha venido debatiéndose en estamentos y esferas científicas, ha tenido la virtud de hacer reaccionar el espíritu popular en un movimiento de interés y de noble curiosidad hacia los resultados y los esclarecimientos definitivos de la tesis: Colón no era italiano; Colón nació en España.
«En Galicia, singularmente, en donde ,1a cultura popular esta iniciada y despierta con respecto a estás investigaciones, cuyo curso tuvo y tiene en aquella tierra ilustres pro-pugnadores tenaces, vibra la conciencia colectiva al conjuro de la obra re i. vindica dora. El Comité ¿1Pro Patria Española de Colón»-, que preside en Pontevedra hombre de esclarecida estirpe galaica y de personalidad relevante, D, Vicente Riestra Calderón; las corporaciones y entidades gallegas, tan celosas de su españolismo y ejemplar regionalismo tan ufanas de sus glorías porque dan gloria a España; los cultos, perseverantes ¡varones que en el estudio de h nacionalidad nativa de Colón han encanecido, alentados siempre por un ideal patriótico y por un recto sentido de la verdad histórica incompatible con la fácil rutina; el pueblo ti e Galicia, en fin, no por convencido de esa verdad, ¿menos dispuesto a la aportación cíe cuantos datos reiteren la evidencia y la divulguen, asisten con tan gran espíritu coercitivo, que es aliento y estímulo redoblados, a esta campaña popular.
Con el Sr. Riestra Calderón ha venido a Madrid estos días un hombre venerable» en cu>ro corazón! animoso y en cuya inteligencia vivaz, tienen la claridad y los efluvios de la primavera de 3a vida la coquetería de vestirse con los ampos de su ancianidad- Hemos citado a D. Prudencio Otero Sánchez. Cuenta el Sr. Otero ochenta años. Su viaje a Madrid no tiene otro objeto que expresar su adhesión entusiasta, fervorosa, a la campaña, a la que ya él viene consagrando desde hace quince anos desvelos, estudios, afanas, todo su temperamento, toda BU fibra, todo su espíritu de hidalgo caballero. El Sr. _ Otero, muerto aquel gran español y sabio investigador que se llamó D, Celso García de la Riega, es en Galicia con algunas otras figuras eminentes de esta cruzada—entre las cuales es justo citar a D, Ramón Peinador el adalid de la tesis “Pro- Patria Española de Colón», Con esta bandera, empenachada sobre un patriotismo dinámico, militante, D. Prudencio Otero, ha ido a América a predicar la verdad histórica, ante la cual su convicción se rinde: con esta bandera dio en la Casa de Galicia, en Buenos Aires, en 1920, una conferencia que descerró entusiasmo inmenso.
Ese ideal como impulso, fue el que promovió en el ilustre prócer .el designio de publicar en el año 1917 su libro acerca de la patria de Colón, libro en cuyas páginas han de buscarse importantísimos elementos de juicio acerca de la gran cuestión histórica; libro que generosamente divulgó, sin sombra de ánimo lucrativo ni siquiera. remunerador. Palpitante de entusiasmo por ese ideal de su ancianidad venerable, el señor Otero se propone volver a América, cruzar por décima o duodécima vez el Atlántico, pero ahora no surcando Tas aguas, sino volando en el primer dirigible que haga la travesía entre España y el nuevo Continente. ¡Así son de recios, de templados, de animosos e invictos los ochenta años de don Prudencio Otero …!
Hemos creído de alto interés en esta hora de revisión del problema histórico colombino, conversar con el Sr. Otero, cuya autoridad en esta cuestión ofrecía al periodista coyuntura propicia para divulgar, en términos concretos de hechos, al alcance de todos—que es decir periodísticamente—, y para elucidar claramente los fundamentos y la conclusión de la tesis consabida; Colón no era genovés; Colón fue español.
La campaña iniciada espontáneamente por D. Torcuato Luca de Tena, en ABC.
Nos dice él Sr. Otero me produce una de las más hondas emociones de mi vida: a saber: que, al fin entreveo la seguridad de que no me moriré sin ver el fruto de una cruzada, a la que vengo consagrando cuanto soy. Ahora, y no antes de ahora, es cuando el Sr. Otero cree que nos hallamos cerca del momento, más que esperado, soñado—tan contumaz y arraigado Ira venido siendo el error—en que resplandezca la verdad.
Es necesario—observa nuestro interlocutor— que previamente se destruya lo que, sin base, está mal construido. Lo demás, construir de nuevo, se hará después. Por ahora demostremos o, mejor dicho, divulguemos cuanto sea menester que Cristóbal Colón 310 fue italiano. que d descubridor genial del nuevo Continente no tiene nada que ver con e! Cristoforo Colombo de Genova.
Tras los cristales de sus gafas doradas centellean los ojos vivaces, expresivos, del caballero del ideal. La ancianidad no ha podido ensombrecer la luz de aquel mirar inquieto, claro, sagaz.
Creo—prosigue D. Prudencio que para enfocar periodísticamente la cuestión basta con establecer la incompatibilidad de fechas entre, la existencia del Cristóforo Colombo, genovés, y de «nuestro» Cristóbal Colón, del Colón gallego, del Colón español, del único Colón, Vea Usted; estamos todos conformes en aceptar el diario de navegación de Colón; pues bien, en él dice «que anduvo veintitrés años navegando, sin estar en ningún puerto tiempo que pueda, contarse». Esos veintitrés años fueron anteriores al año I470 fecha en la cual llega a Lisboa Colón para navegar durante seis años (1470-1470 por las costas de África Está asimismo admitido, so pena de recusar la manifestación de Fernando Colón, hijo e historiógrafo del descubridor de América, que Colón se embarcó por vez primera teniendo catorce años de edad. Es decir, que en 1470 Colón tenía treinta y siete años, «Veamos ahora añade el Sr, Otero, prescindiendo ya de nuestro Cristóbal Cotón, ¿qué era por esas fechas del Cristóforo Colombo, genovés? Según acta notarial de la «Raccolta colombinaí?—tampoco creo que sea recusable la fuente—, el año 1470 tenía el Colombo diez y nueve años y residía en Genova; dos anos más tarde, en 1472, a los veintiún años, continuaba en Genova, siendo tabernero y tratante en lanas. En 1473 seguía en Genova.
Es decir, que mientras Cristóforo Colombo trata en lanas y es tabernero, con diez y nueve años_de edad, arriba a Lisboa un hombre de treinta y siete años que ha navegado veintitrés, según propia declaración. ¿Puede ser este hombre el Cristóforo colombo de Génova? ¿No es evidente la incompatibilidad de fechas? Pero, además, ¿no es absurdo que el cardador de lanas, aún suponiendo que hubiera aparecido un buen día en Lisboa en 1470 – lo que es imposible, pues en esa época estaba en Génova, se mostrara avezado a la vida de mar? ¿Dónde aprendería a ser marino y la difícil, complicada nomenclatura de las galeras? ¿Acaso en la taberna? ¿Tal vez en el mercado de lanas…?
El edificio se viene abajo, amigo mío nos dice el Sr. Otero, Es la primera labor a realizar: destruir lo que está mal, torpemente construido. Para edificar la nueva tesis “Colón fue español”, una vez desechada la tesis “Colón era genovés”, diré a usted…
Pero las interesantes manifestaciones, las fundadas conjeturas, los evidentes signos en que D. Prudencio Otero cimenta el nuevo edificio de la tesis española han de ser materia de otro artículo.
GÉNESIS DE LA OBRA DE CELSO GARCÍA DE LA RIEGA
Por PRUDENCIO OTERO SÁNCHEZ (Este trabajo ha sido exiraciado de la obra de Olera Sánchez «ESPAÑA, PATRIA DE COLÓN«, cap. I. publicada en 1922)
Hace más de treinta años reuníanse en el escritorio de D. Castro Sampedro fundador y presidente de la Sociedad Arqueológica de Pontevedra, y más tarde cronista de su provincia, varias personas amantes de las glorias patrias y de nuestra región gallega, entre ellas los señores D. Alejandro Cerda, ingeniero jefe de Obras Públicas de esta provincia; D. Celso García de la Riega, historiador, publiciía, ex diputado a Cortes, ex gobernador, etc., el malogrado y cultísimo joven D. Carmelo Castiñeira, abogado y peritísimo en asuntos de arqueología; D. José Casal y Lois, D. Luis Gorostola, y otros que fueron los primeros socios de la Arqueológica Pontevedresa, y que, alentados por su fundador, perseguían con interés todo objeto antiguo del cual poseían noticias para que su museo fuese digno de figurar entre los primeros del mundo.
En busca y captura de objetos y documentos que tuvieran interés con el logro de sus propósitos, el Sr Sampedro y el Sr. Castiñeira encontraron en el archivo del Ayuntamiento de Pontevedra unas hojas en pergamino, en una de las cuales constaba debérsele a Ds. (Domingos) de Colón Bn, (Benjamín) Fonte-rosa varias sumas de maravedíes por alquiler de unas muías para llevar pescado al arzobispo de Santiago.
El hallazgo» fue la comidilla dé las personas de mayor o menor cultura de esta población y el primer rayo de luz que alumbróla idea de que el descubridor del Nuevo Mundo fuese pontevedrésla dio D. Casto Sampedro, diciendo a sus amigos y contertulios, entre los que se hallaba García de la Riega, que puesto que aparecían varios Coiones, se hacía preciso seguir su huella, porque el estar unidos los dos apellidos de Colón y Fonterosa en un mismo documento eran indicios importantísimos.
Esta fue la base de la conferencia de García de la Riega ante la Sociedad Geográfica de Madrid (20 de diciembre de 1898) y el punto de partida, más tarde para escribir su obra «COLÓN, ESPAÑOL«. Hombre activo y de imaginación, se consagró sin descanso a revisar el archivo de las Cofradías, que existía en casa de los notarios Vázquez, que poseía el hijo político del último notario, D, Joaquín Nuñez, y con el hallazgo de otros documentos, que agregó al primeramente encontrado en el Ayuntamiento, dio en Madrid la citada conferencia.
Después continuó buscando nuevos elementos para escribir su.libro «Colón, español», hasta que la fatalidad quiso que se produjese el incendio en la casa matriz de los notarios Vázquez, quemándose los papeles que en ellos se hallaban. En una de las visitas que hice a mi amigo La Riega antes de irme a América allá por el año 1907, tuve en mis manos todos los documentos que él compulsara, y declaro que no vi en ninguno de ellos la más mínima alteración; pero sí recuerdo que en algunos podía leer con dificultad (pues la acción del tiempo pusiera la tinta amarilla y desvaida), valiéndome de una lente, el apellido Colón, y en otro, al terminarla segunda o tercera linea, el apellido Fonterosa. Por aquel entonces estaba casi ciego García de la Riega, y apenas salía a la calle, pues entre la ceguera y un fuerte ataque de gota, se hallaba imposibilitado para caminar.
Al regreso de otro viaje mió a Buenos Aires, en 1913, hallé publicada la obra de La Riega y a éste próximo a morir; y la repercusión de lo escrito por La Riega fue tal en España y en el extranjero, que alguna de las naciones americanas variaron sus libros de enseñanzas, salvando el error histórico que el Almirante, por su propia conveniencia, quiso producir al estampar en su Institución Mayorazga «de Genova salí y en ella nací».