Admiremos la paciencia franciscana. Nunca se amordace a los que se empolvan en archivos para indagar verdades históricas.
Loados sean.
Vivió hasta hace poco en la antiquísima Pontevedra, ciudad bloqueada orgullosamente de bellezas, un anciano de frente apostólica y barba fluvial. Su vejez terminó escudriñando papeles, legajos y escrituras, ds aquellos famosos siglos del reinado dé la Gran Isabel, imagen culminante para la posteridad eterna.
Supe de los hallazgos impagables obtenidos por aquel historiador de paciencia y ciencia, Celso García de la Riega, esclavo de su alto patriotismo; y vi por mis ojos el rastro conductivo para esclarecer cuál pueblo del mundo fue primitiva cuna de Cristóbal Colón; punto tan ignorado como discutido.
No cabe duda alguna; el árbol genealógico de Colón comienza en la provincia gallega de Pontevedra. Aún no se apreció debidamente cuanto vale el archivo oficial donde las santas manos del nuy excelso anciano, García do la Riega, tropezaron con la documentación que nos prueban habitantes de Santa Marín de Pontevedra a Susana Fontcrosa, madre de Cristóbal, y allí nacidos también Bartolomé y Blanca Colón y Fonterosa, hermanos del arrogante marino que hizo célebre, el 12 de octubre, día de España y América, fiesta de la Humanidad entera.
A esos documentos reliquias, únense otros, no menos interesantes, como son los antecedentes sobre la salida de Pontevedra del Padre de Colón, llevando una carta del arzobispo de Santiago de Galicia que la recomendaba al obispo de Génova le proveyese en su oficio de navegante; la construcción en los astilleros pantevedreses de la nao «La Gallega» que a Colón se le antojó, con causa, elegir como buque de su colosal empresa, bautizándola con el sobrenombre de “Nao Santa María».
Vamos; yo pregunto: ¿qué nación o ciudad de la Tierra ha encontrado o enseña, hasta hoy, huellas parecidas a las que guarda Pontevedra española, que llevan al descubrimiento del origen patrio de Cristóbal Colón. ¡ Y el cúmulo de pruebas indiciarías acumuladas por la linterna investigadora de la Riega y de los que lo siguen, Constantino de Horta y Pardo, doctor José M. Riguera Montero, Prudencio Otero Sánchez, Jaime Solá, Martín Echegaray y José Pérez de Castro!
Atando cabos, se encuentran los yerros. En la leyenda colombina los cronistas que hicieron la exige sin de las fuentes, padecieron eses yerros.
Volvamos atrás. Estudiemos los acontecimientos, la historia de aquella antigua época, en los pueblos orillas del Lérez. Miremos sin pasión la ruta que nos dejó trazada el viejo patriota que habitó la casa de la calle Real, número 3, de Pontevedra; y una asamblea internacional de científicos en la materia, proclamará bienaventurado- a Celso García de la Riega, y Galicia ocupará en la historia del Nuevo Mundo la presidencia de la gloria.