LA CUNA DE CRISTÓBAL COLÓN – Por Francisco Ferrucio Pasini

Mientras en todo el mundo se celebra el centenario del descubrimiento de América; mientras las naciones y los pueblos depositan sobre la verdadera tumba de Cristóbal Colón en Santo Domingo, un tributo de amor y de admiración, creemos oportuno dar á la publicidad el resultado de nuestras investigaciones, acerca de la verdadera patria de ese genio inmortal, que desafiando las opiniones de los siglos, derrocó las tradicionales columnas de Hércules, llevando á cabo la empresa más grande de los tiempos modernos.

En estas regiones descubiertas por Colón para la civilización y para la libertad, y que ahora recogen con abundancia los frutos de esos bienes recibidos de él, se le quiere hoy tributar un testimonio de gratitud, levantándole un monumento que debiera ser único como única fue la hazaña de Colón, es decir, digno de ese gran hombre cuya gloria arroja un so de vivísima luz sobre el mundo civilizado.

Yo también ha querido contribuir con mi humilde guijarro, al gran monumento de la historia de Colón, y me consideraría dichoso si mis observaciones pudieran llamar la atención de los eruditos sobre la cuestión de la patria del inmortal descubridor de América.

La gloria de los varones eminentes reflejándose más particularmente sobre el país que los vio nacer, y sobre las familias de que salieron, y no sabiéndose nada de positivo de la patria y del linaje de Cristóbal Colón, muchas ciudades de Italia se disputaron el honor de enumerarlo entre sus hijos más distinguidos y varias casas de nobles insertaron su nombre en sus árboles genealógicos. Ente estas pretensiones, las que presentan fundamento más sólido y están acreditadas por mayor número de documentos, son las que emiten la ciudades de Génova y de Plasencia y que no son del todo irreconciliables, como veremos más adelante.

Pero antes de examinar estas pretensiones, creo necesaria una breve reseña sobre el linaje Colón, es decir, sobre el abolengo que se atribuye al descubridor de América.

El historiador Herrera, el conde de Roselly de Lorgues y otros autores, refieren que en el siglo X vivían en Lombardía los condes Pedro, Juan y Alejandro Colón (Columbus).

A estos condes que pretendían descender de la romana gens colona (mencionada en le Libro XII de Cornelio Tácito) confirmó el emperador Oton sus posesiones feudales en la jurisdicciones de varias ciudades de Piamonte y de Lombardía y les concedió la investidura de los castillos de Cucaro, Lú, Conzano, Rosiñano, Ricaldone y Altavilla. En aquella época no quedan vestigios de otras familias del apellido Colón, pero esto no basta para admitir con Washington Irving que todas las familias Colón (Colombo) esparcidas en el Piamonte, en la Lombardía y el la Liguria puedan remontar su origen á un tronco común. Es indudable que algunas de ellas tendrán origen distinguido, y descenderán quizás del la gens colona, (lo que probaría que Colombo es italianización de colonus, y no Colón, españolización de Colombo) pero es absurdo pretender que todas ellas deriven de un mismo tronco por el mero hecho de tener un mismo apellido, derivado en la mayor parte de los casos de algún apodo ó del nombre propio Colombo, bastante común en Italia.

Pero a cuál de estas familias pertenecía Cristóbal?.

Para determinarlo es preciso antes comparar las diferentes opiniones á este respecto; En 1311 vivía en Génova un tejedor llamado Colón (Columbus) y esto bastó para que algunos hciesen hereditario este oficio en la familia hsta el padre de Cristóbal; y el marqués Staglieno publica un documento del 1º de abril de 1439, otorgado ante el escribano Benito Peloso y en el cual aparece Dominicus Columbus textor pannorum lance. Y en un convenio celebrado en Génova en 1479 y publicado por la Real Academia de la Historia de esa ciudad, fugura: “Cristophorus Columbus lanerius de Janua.”

Otros autores y entre ellos Fernando Colón, hijo del almirante, en la vida de este pretende por el contrario demostrar nobilísimo el origen de la casa Colón, y particularmente Fernando impugna con energía las afirmaciones del genovés Giustiniani acerca de la humilde cuna del descubridor de América. Y el ilustre conde de Roselly de Lorgues dice categóricamente: “Les ancetre de Coloma appartennaient á la noblesse, cela est certain.”

Y efectivamente ¿es acaso presumible que el hijo del cardador de lanas consiguiere con tanta facilidad la mano de doña Felibpa Perestrello, hija del ilustre cosmógrafo, del distinguido navegante, del goberndor de Puerto Santo, Pedro de los nobles Passastrelli de Plasencia, en aquella éoca en que las preocupaciones nobiliarias se anteponían á cualquiera otra consideración?.

Sería preciso admintir, como justamente observa el conde Nasalli, que si Cristóbal fue cardador de lanas, lo fue de la misma manera como Dante, que por el hecho de hallarse alistado en los patrones del Arte deli Speziali, fue considerado boticario. Es notorio que hast el siglo XVI se conservó en ciertas ciudades de Italia, el uso de no admitir á los cargos municipales sino los que se encontraban inscriptos en los registros de las Artes, es decir, de las corporaciones civiles.

Además, Fernando Colón dice, que habiendo visitado el castillo de Cúccaro, donde aún vivían dos nobles hermanos descendientes de aquellos condes arriba mencionados, se había convencido del parentesco que existía ente ellos y el almirante.

Según el árbol genealógico de los Colombo de Cúccaro, conservado en el archivo Solabusca, de Milán, resulta que de ellos proceden los Colombo de Plasencia y de Cogoleto. El tronco principal de esta casa es un tal Ferrairus columbus. El nombre del almirante figura en este árbol, entre los hijos de Domingo, señor de Cuccaro!.

En 1578, por muerte del último duque de Veragua, los condes de Cúccaro y los Colombo de Cogoleto, cerca de Savona, presentaron documentos para participar de lso derechos de la rama extinguida, pero su pruebas no fueron juzgadas suficientes, y los bienes y títulos de los duques de Veragua fueron adjudicados á la casa de Portugal, heredera más próxima del último duque por el casamiento de Jorge de Portugal, conde Gelves, con doña Isabel Colón, hija del almirante don Diego Colón, duque de Veragua, marqués de la Jamáica.

A pesar del éxito negativo de sus autos los colombo de Cñuccaro y Cogoleto, siguieron en sus pretensiones, y en 1853, mon señor Luis Colombo, prelado doméstico de S.S. en la Vida del gran almirante, publicó una memoria justificativa de estas pretensiones.

Rivarola y Piferrer; y sobre su autoridad, Jouffroy d´Eschavannes, de Magny y otros, para probar que Cristóbal nació en Chiavari ó en sus alrededores, según lo habían asegurado el obispo Las Casas y el historiador Busca, le atribuyen las armas de los Colombo de Chiavari, y citan una escritura otorgada en esa ciudad ante el escribano Gabriel Nocetti, el año de 1478.

En este documento figuran los nombres de Columbus, de Columbu, de Batistina, de Jacubus, de Joannes y de Andreas, todos de Columbis; pero esta omonimia nada prueba. En el archivo de Savona, en cuyos alrededores se halla Cogoleto, también se encontró un documento (pero se ha extraviado!!…), en el cual aparece como testigo Cristophorus Columbus, fil. Dominici, Anno 1472.

Una plaza de esa villa, lleva el nombre de Plaza Colombi (como quien dijera, plaza de las palomas), desde el siglo XIII.

En 1278 Rufino Colombo era Obispo de Savona y en 1391 entre los fundadores de la cofradía de S.Pedro y S. Ctalina, aparece un Juan Colombo.- Pero el ilustre Harrisse demuestra que en esa época diez y seis individuos llevaban el Liguria esos mismos nombres y apellidos.

El célebre poeta Chiabrera también hablando de Savona la llama patria de Colón, aludiendo sin duda á Cogleto que se halla como dijimos en los alrededores de Savona. Pero como homos notado más arriba las pretensiones de Bernardo, Colombo de Cogoleto, no fueron atendidas cuando el célebre pleito por la sucesión del último duque de Veragua del apellido Colón.

El señor Belloro, abogado, fundándose en estos datos pretendió probar que el Cristóbal Colombo indicado en el documento de 1472, no era otro sinó el descubridor de América, y que su padre, Domingo Colombo, textor pannorum lanae, residía en Savona, desde 1436.

Además, el mismo señor Belloro, sobre la autoridad de don Felipe Alberto Pollero, refiere que el magnífico Francisco Espínola, en 1618 copió en la Cartuja de las cuevas un epitafio que empezaba por las siguientes palabras: HIC YACET CRISTOPHOURUS COLUMBUS, SABONEXSIS ETC., pero el P. Spotorno, niega enérgicamente la autoridad de esta inscripción, que probablemente nunca ha existido, porque además de ser dudosa la época de la traslación de los restos de Colón á la Cartuja no se conoce el lugar fijo donde fueron enterrados, y luego … según refiere Fernando Colón sobre el sepulcro del almirante se leía solamente éste epígrafe:

Á CASTILLA Y A LEÓN NUEVO MUNDO DIO COLÓN

También se dijo, que en 1535, Diego Méndez, compañero de viaje de Colón, juró ser éste natural de SAvona; y en el archivo de la Orden de Santiago, según refiere el señor Francisco Uhagon, en un reciente folleto, se hallan las probanzas de los descendientes de Cristóbal, para cruzarse en dicha orden, y resulta, que sus antepasados eran de Savona. Pero, ya es sabido con que ligereza se obraba muchas veces en semejantes probanzas, y luego, Savona dista muy poco de Cogoleto; otra pretendida patria de Colón y Méndez juró para favorecer las pretensiones de Bernardo Colombo de Cogoleto (circundario de Savona – provincia de Génova)

Luego, si estas provanzas tenían valor, por qué no fueron atendidas, cuando el célebre pleito motivado por la herencia del último descendiente masculino de Cristóbal Colón?. Luego, cómo podía jurarse que Cristóbal era natural de Savona ó de Cogoleto, cuando su mismo hijo Fernando Colón, que aún vivía ó hacía poco que había fallecido, en su historia repetidas veces dice hallarse completamente á oscuras acerca del lugar del nacimiento del almirante, çá pesar de sus investigaciones al respecto?.

Por fin Calvi en Córcega elevó una estatua á su ilustre hijo Cristóbal, porque allí también se encontró una familia antigua del apellido Colombo; Módena, patria del ilustre diplomático Julio César Colombo (1522) y de Juan colombo, canciller de la República de Venecia parece asimismo asociarse á Nervi, Finale, Oneglia, Boggie, Cosseria, Quinto, Albissola y otros pueblos que se adjudican el honor de haber presenciado el nacimiento de Cristóbal Colón, pero sus pretensiones no merecen ser tomadas en consideración y se funda casi todas sobre una omonimia que solo sirve para engendrar confusión.

Nos hemos limitado á indicar las ramas del linaje de Colón ó Colombo, que como veremos más adelante, tienen vínculos de afinidad ó de patria con la de Cristóbal.

Examinemos ahora detenidamente las pretensiones de los plasentinos, comparándolas con ls de los genoveses, que como dijimos, no nos parecen irreconciliables, siempre que se prescinda de lo exagerado y de lo absurdo.

El conde de Nasally.Rocca y el doctor Luis Ambiveri, sostenedores del origen plasentino de Colón, con varias importantes publicaciones, pretendieron probar que el almirante fue natural de Pradillo, en el Valle de Nure, cerca de Plasencia.

Entre las pruebas que nos presenta aparece el decreto por el cual los Reyes Católicos confieren priviliegio de nobleza y escudo de armas á Cristóbal Colón.

En este escudo figuran, según ellos, las armas de los antiguos Colombo de Plasencia y lo citan fundándose en la autoridad del padre Pedro Francisco Xavier de Charlevois.

Este ilustre jesuita en su Historia de la isla de Santo Domingo, refiriéndose á las concesiones hechas por los Reyes Católicos a Cristóbal Colón, se expresa del modo siguiente: “La familia de Colón consiguió privilegio de usar un escudo magnífico con las armas reales de Castilla y de León, con las anclas del almirantazgo y con las insignias de los antiguos Colombo de Plasencia y el mote: POR CASTILLA Y POR LEÓN NUEVO MUNDO HALLÓ COLÓN”.

Pero el padre Chalevoix no publica el decreto y escribió ese período de su obra apoyándose en los testimonios de fray Bartolomé de las Casas, obispo de Chiapa y de Oviedo y Valdés, escritores del siglo XVI, quienes, sin publicar el documento describen las armas de Colón del modo expresado.

Oviedo y Valdés declara haber tenido repetidas veces entre manos el privilegio fechado en veintiocho de mayo de 1493.

El historiador Herrera, López de Haro, mencionan la merced hecha á Colón por los Reyes Católicos y describen sus armas particulares: banda de azur en campo de oro; que son las armas del antiquísimo linaje Colombo de Plasencia.

Hasta aquí las pretensiones de los plasentinos parecen justas. En efecto, ¿Cómo puede explicarse de otra manera la autorización dada por los Reyes Católicos á Cristóbal, para usar las armas de los Colombo de Plasencia si no resultara de una mantera evidente su procedencia de esta ciudad?

Tenemos á la vista el texto del decreto que auténtico, sobre pergamino y con sello de plomo, conserva en su archivo el Excelentísimo señor don Cristóbal Colón y de la Cerda, actual duque de Veragua, y lo publicamos como apéndice.

“Un castillo de color dorado en campo verde en el cuadro alto á la mano derecha, é en el otro cuadro alto á la mano izquierda un león de púrpura en campo blanco, romapando de verde, é en el otro cuadro bajo á la mano derecha unas islas doradas en ondas de mar; é en el otro cuadro bajo á mano izquierda, las ARMAS VUESTRAS QUE SOLIADES TENER.”

El edificio que los plasentinos levantaron sobre este documento, antes de cerciorarse de su conformidad con las aserciones del padre Charlevoix, queda pues destruido. Los Reyes Católicos autorizaron á Crestóbal Colón para usar: “las armas vuestras que soliades tener” pero sin señalar sus emblemas.

Argote de Molina, Muñoz, Du Cange, Menestrier, Washington Irving, Piferrer, Magny, Bossi Crollalanza, Ginanni y otros aurotes describen las armas de Colón divididas en los tres cuarteles indicados en el decreto. Efectivamente es muy verosímil admitir, que cuando Cristóbal fue elevado á la dignidad de almirante, no tuviese conocimiento de las armas de su linaje, habiendo pasado casi todo su vida lejos de su patria, y se limitase por consiguiente a dividir su escudo en tres cuarteles en lugar de cuatro como le daba facultad la real cédula.

Nadie hasta aquí prestó atención á esta cédula, porque de ella resulta patentemente que los reyes católicos concedieron á Colón los emblemas de sus armas reales, per con distintos colores. Es así, que el campo del castillo en lugar de ser color de sangre, como lo usan los duques de Veragua, debe ser verde, y el león en lugar de ser rojo y coronado, debe ser de color púrpura, sin corona y con uñas verdes.

Los Reyes Católicos, quisieron que estos emblemas, estuviesen unidos á los que más peculiarmente convenían al descubridor; las islas doradas sobre ondas de mar, dándole facultad de añadir un 4ª cuartel, con las armas propias del linaje Colombo, lo que probablemente no fue practicado, sinó por sus descendientes.

Las cinco anclas que hoy figuran en el blasón del señor Duque de Veragua, como distintivo de la dignidad de almirante, también fueron añadidas más tarde, imitando el ejemplo de los Henriquez, almirante hereditarios de Castilla y, por último la divisa; POR CASTILLA Y POR LEÓN, NUEVO MUNDO HALLÓ COLÓN, no puede ser concesión de los Reyes Católicos, como quisieran algunos autores, porque según la antigua ortografía la palabra Halló se escribía FALLÓ y por consiguiente el verso sonaba mal.

Las verdaderas armas de Cristóbal Colón, que yo por vez primera he dado á conocer y que van estampadas al frente de esta memoria se blasonan, pues, de la siguiente manera; Escudo partido de sinople al castillo de oro donjonado de tres piezs, y de plata, al león de púrpura armado de sinople; la punta del escudo, mantelada de azur, sembrada de istlas de oro.” Sobre el escudo, un morrión de acero bruñido puesto de perfil y vuelto hacia la derecha, sin corona ni divisa de ninguna clase.

Hemos querido refutar las pretensiones de los plasentinos, acerca del escudo de armas del almirante, porque así lo reclamaba la verdad histórica. Esto, sin embargo, no quita valor á los otros argumentos que se nos presentan, para demostrar que los antepasados de Cristóbal, eran naturales de Plasencia.

En primer lugar, si es lógico creer que Cristóbal dividiese su escudo de armas en los tres cuarteles indicados en el decreto y blasonados con mayores ó menores modificaciones por los autores citados, también es indudable que sus descendientes añadieron á ese escudo las armas de los antiguos Colombo de Plasencia. ¿Cómo se explica esta preferencia? ¿No estará acaso fundada sobre poderosos motivos, más bien que sobre simples conjeturas, sobre una casualidad cualquiera?

Desde el siglo XVI, los autores plasentinos consideraban á Cristóbal Colón, oriundo de Plasencia, y entre otros Marinoni en su poesías impresas den Viterbo, en 1583, dice:

“Cui mecum patria est eadem, henerose Columbe cujus avos praeclara Placentia misit”.

El mismo Fernando Colón, en su historia, habla de su proyecto de pasar á Italia para visitar á “Plasencia, lugar lleno de recuerdos de mi familia paterna”, y más adelante dice que en Plasencia encontrón “sepulturas con armas é inscripciones de los Colón” y el P. Riccioli Soc Jes., en su Cronología reformata dice: “Christohorus Columbus ex Pellestrella stirpe placentina orunudus et postea Ligurioe incola”.

Es evidente que el P. Riccioli quiso hacer alusión á la familia de la mujer del almirante, Felipa Muñiz de Perestrello, descendiente de los nobles Pallastrelli, de Plasencia.

El P.Campi en su Historia Eclesiástica de Plasencia, refiere que Cristóbal nació en Pradello, cerca de esa ciudad, y Washington Irving y otros añaden que Bartolino Colombo, abuelo del almirante, poseía varios bienes en Pradillo, Enrique Harrisse, el historiador americano escribía en 1884, que si se podía establecer la residencia de Domingo Colón, padere del almirante, en Génova, antes de 1445, cesaría toda duda acerca del nacimiento de Cristóbal en esa ciudad, y en 1885, después de conocer el resultado de las investigaciones del marqués Staglieno, de que hemos hecho mención, dio por irrefutable su tesis.

Ahora bien, si los genoveses poseen un documento del año 1439 por el cual resulta que Dominicus Columbus textor pannorum lance residía en Génova, los plasentinos también poseen una escritura del 5 de abril, de 1443, otorgada ante el escribano Giacomo Cuccherla y en la cual aparece Domingo Colombo concesionario de cieto terreno situado cerca de Pradillo, en el Valle de Nure.

En las pretensiones de los plasentinos existen sin embargo muchas contradicciones y los documentos que ellos presentan para apoyarlas, no son todos indicutibles, como hemos visto en lo que se refiere al escudo de armas. Completamente absurda es la pretensión de algunos plasentinos que, apoyándose en la autoridad del P.Campi, quisieran para su patria no tan solo la gloria del origen sino también la del nacimiento de Colón, fundándose en la escritura otorgada ante el escribano Lucas Marengo el 5 de diciembre de 1481 y publicada por el padre Campi, en la cual se anuncia el fallecimiento de Domingo Colombo padre de Bartolomé, de Cristóbal y de Diego “qui jam per annos decem se absentaverunt a dicta civitate. Januce et iverunt ad insulas incognitas, etc.”. Pero el original de este acto no existe y sin duda nunca ha existido y es obra de un falsificador.

En efecto: la fecha del año no corresponde á la de la indición, y luego el nombre de Diego dado en 1481 al hermano menor del almirante es la prueba más evidente de la falsificación. Es notorio que Jacobo Colón tomó el nombre de Diego en España, considerando quizás este nombre como traducción del italiano Jacopo.

En ese documento apócrifo se nombran Juan y domingo colombo, primos de Bartolomé y de Cristóbal. En 1481, Diego, según el falsificador, había muerto, mientras es notorio que aún vivía á principios del siglo sucesivo.

También carece de seriedad la deducción que los plasentinos hacen del casamiento de Cristóbal con Felipa Muñiz de Perstrello, por se ella oriunda de Plasencia. Pero los Pallastrelli se hallaban establecidos en Portugal, donde fueron llamados Perestrellos, desde el año de 1380.

En cuanto al derecho que Plasencia tenía de enviar estudiantes á la universidad de Pavía, podemos opner que Génova también lo tenía.

Aunque es indudable que Cristóbal tuviese una instrucción superior á la requerida para desempeñar el modesto oficio e tejedor que le atribuyen los genoveses, como lo demuestran sus escritos y sus hechos, todavía no se puede afirmar si cursó ó nó sus estudios en esa Universidad, como refieren Oviedo y Valdés, Las Casas, y Fernando Colón y sostienen enérgicamente el caballero Dall Acqua, y el profesor Ambiveri, haciendo notar además que hasta 1828 Pradello formón parte de la Diócesis de Pavía.- Por último diremos, que desde el siglo XII se prueba por medio de documentos la existencia en la ciudad de Plasencia, del linaje Colombo, á cuya caridad es debido la fundación de Hospital de San Mateo.- Tenían sus sepulturas en la Iglesia Parroquial de San Andrés, donde las visitó Fernando Colón.- Según el árbol genealógico del archivo Solá Busca, esta familia habría pasado de Cucaro á Plasencia en el siglo XV, y justamente después del nacimiento de Cristóbal, que el autor del árbol pretende, como hemos dicho, ser natural de Cúccaro.

Los Colombo de Plasencia se extinguieron en 1576. Desde el siglo XV se hallaban en mediocre estado de fortuna y no dejaron recuerdos sinó en los libros parroquiales y en los padrones vecinales.
Vivían del producto de su modesta hacienda y á pesar de su pobreza, recordando con orgullo su origen ilustre se mostraban dignos, por su honradez y por su laboriosidad, de sus nobles antecesores.
Veamos ahora como pudo la familia Colón pasar de Pradillo de Plasencia, á Génova:

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