10 Diciembre 12 – Madrid – Ignacio Mollá
Es obvio que si analizamos los comportamientos de nuestros conquistadores a finales del siglo XV, con los criterios éticos y morales de hoy en día, es imposible no estremecerse con los relatos de entonces.
Los españoles de los albores del siglo XV no fueron ni ángeles ni demonios, simplemente se comportaron como hombres de su tiempo y aunque, efectivamente, hubo una inevitable explotación del hombre por el hombre, pensemos que en aquella época no existía el concepto de humanidad tal como lo entendemos ahora, sino que el derecho a la posesión de las tierras y el botín de guerra era lo normal en unas sociedades que eran herederas del pensamiento de la Edad Media.
España no fue más cruel que el resto de los colonizadores. Crueles fueron los portugueses en sus incursiones por África al descubrir el suculento negocio del esclavismo; los ingleses también lo fueron al desembarcar en Australia en 1770 (por cierto, doscientos años después de nuestra llegada a América) donde masacraron y exterminaron a los aborígenes por no considerarlos humanos, y qué decir de los anglosajones, ingleses y holandeses, quienes después de establecerse en el siglo XVII en la costa este de los Estados Unidos, iniciaron la Conquista del Oeste; una conquista que todos conocemos bien por las películas de vaqueros y con las que, no sé porque extraña razón, todos parecemos “anestesiados” viendo con naturalidad cómo a los “indios malos”, que cortaban cabelleras se les recluía en “reservas” si no es que se les exterminaba directamente.
Allí en veinte años, el hombre blanco, justificado por un “destino divino”, aniquiló a los siux, apaches y navajos asentados en aquellas tierras desde hace treinta mil años. y todo por su condición de salvajes. Por cierto, lo del “Far West” ocurrió a finales de 1880, también hace muy poco y las reservas indias se mantienen en pleno siglo XXI en los Estados Unidos.
El papel de nuestros conquistadores se vio gravemente ensuciado por la injusta “Leyenda Negra”orquestada contra España, porque al ser la principal potencia del mundo (en la época de Carlos V no se ponía el sol en nuestro imperio), el dicho popular de que “solo se tiran piedras contra el árbol que da frutas”, lo explica por sí mismo.
Y es injusta no sólo porque los españoles no fuimos mas canallas que el resto, que no lo fuimos, sino, porque todo el Descubrimiento de América se desarrolló, además, desde una marcada obsesión de los Reyes Católicos para que todo se hiciera con arreglo a derecho.
Es verdad el dicho de que en aquella época “Nunca se legisló tanto, a la vez que nunca se incumplió tanto”, pero precisamente por eso, gracias al Archivo de Indias, la Casa de Contratación y un sinfín de organismo creados en la época, se sabe con certeza el papel que jugamos los españoles en América. De los otros colonizadores se sabe muy poco porque ningún otro estado puso el mismo empeño.
Como ha escrito Alejandro N. Bertocchi Morán, profesor de historia militar y naval en el Instituto Militar de Estudios Superiores de Montevideo, “…cuán diferente hubiera sido el destino de nuestros indios si los pendones con la Cruz de San Jorge o la bandera franjeada de la República Neerlandesa hubieran establecido su dominio en estas australes latitudes. Sin duda que el darwinismo se hubiera impuesto con la rudeza que se sufrió en Tasmania, Australia, África o el vasto territorio norteamericano, donde todos aquellos naturales fueron pasados a cuchillo sin contemplación. Y por cierto, sin marco legal alguno”.
Añadamos que Colón muere apenas 15 años después de pisar tierra americana, y ya han transcurrido quinientos años, así que culpar al Descubridor, de todos los males que aquejan a aquellos países, como se sigue haciendo hoy en día, incluso por parte de algunos mandatarios sudamericanos, es tan absurdo como injusto.
De Cristóbal Colón se dice que habiendo sido el mejor navegante de su época, no fue, sin embargo un buen “colonizador”. Y es verdad que no lo fue, ni él, ni ningún otro explorador del momento.
Colón pagó por su mala gestión siendo conducido esposado a España en 1500 y después de ser sometido a juicio, por esa Corona tan criticada por la Leyenda Negra, cumplió condena perdiendo algunos de sus cargos y privilegios aunque todavía realizaría un viaje más en nombre de los Reyes Católicos.
Señal de que el sistema instaurado por la Corona funcionaba, y fue ese mismo sistema el que elaboró el “Derecho de Gentes”, las leyes con que Isabel I de Castilla puso las bases para la protección de sus súbditos de la Nueva España. Una protección que ordena que, por el mismo delito, “sea más castigado el español que el indio”. Unas Leyes que sientan las bases de todo un cuerpo legislativo que no ha sido copiado por ninguna otra nación colonizadora.
Señorías….termino con mi alegato de conclusión: si alguien conoce algún otro caso de navegante, conquistador o explorador contemporáneo del Almirante, que fuera sancionado, reprochado o condenado por el país que le envió a conquistar, digamos Inglaterra, Holanda o Portugal, estados que lo hicieron con idénticos procedimientos, sino mas crueles que los utilizados por nuestros conquistadores, no tengo nada que alegar en defensa del Descubridor y retiro mi recurso, pero mientras eso no ocurra y no ocurrirá, porque sólo España, adelantándose a su tiempo, quiso legislar para que aquello se hiciera con orden y con espíritu de defender a los indígenas, me mantengo en mi tesis de declarar a Cristóbal Colón inocente de todos los cargos.