«Fue tropezar con un tesoro». El jefe de la biblioteca universitaria de Múnich, Klaus-Rainer Brintzinger, dice que «no contaba en absoluto» con un hallazgo de este calibre a estas alturas. El mapamundi de Martin Waldseemüller estaba en un tomo que reunía cuartillas de geometría del siglo XVI encuadernadas hace más de 100 años. El hallazgo lo realizaron dos investigadoras recientemente (no han confirmado la fecha del descubrimiento). Nadie sabía que entre ellas podía encontrarse el primer mapa (1507) que incluye el nombre de América para denominar el continente recién descubierto para Europa por Cristóbal Colón. El cartógrafo Waldseemüller (1470-1522) creía que el primer navegante europeo que pisó el continente era Américo Vespucio. Así que lo bautizó como América. Colón había muerto en Valladolid un año antes. Los mapas que Waldseemüller compuso en 1507 son conocidos como «certificados de bautizo» del continente.
Sven Kuttner, responsable del departamento de libros antiguos de la Biblioteca Universitaria de Múnich, subraya que «no se había producido un descubrimiento de estas dimensiones en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial».
el dispensador dice:
sabes acaso que existe un mapa del alma,
con llanuras y relieves suaves,
con desiertos y praderas,
con cordilleras y quimeras?…
sabes acaso que existe una cartografía del alma,
con costas y sus playas,
con acantilados y fallas,
con rías y ensenadas?…
sabes acaso cuál es el mapa de tu alma?,
dónde se ubican sus fuentes,
dónde lo hacen sus ojos de agua,
dónde permanece la sed,
y dónde la voluntad en calma?…
puede que no sepas que cada alma guarda su mapa,
pero si las geometrías no se escapan,
y si las formas combinan esferas y rayas,
será bueno que destaques, por dónde pasan tus fallas,
ya que si de abismos se trata,
prudente es reconocer los desfiladeros y sus vallas…
así como cada cual diseña su mapa,
cada quien lo enaltece o lo estalla,
dependiendo de las geografías,
que vas tejiendo con tus huellas,
pero todo aquello que falta,
termina siendo evidencia de alma.
JULIO 03, 2012.-
Escribió el abad y lexicógrafo Johannes Trithemius, a la sazón un notorio ocultista, que durante un viaje por Alemania en 1507 dio con un «bonito globo terráqueo» de pequeño diámetro. Lo compró junto a «un gran mapa del mundo», probablemente el célebre planisferio de tres metros cuadrados también confeccionado por Waldseemüller. Dejaba así la primera constancia del mapamundi esférico recién descubierto. El «pequeño globo» adquirido por Trithemius era «seguramente de papel maché», según cree Brintzinger. Pegado a su superficie, un pliego comparable al de Múnich representaba los contorneos del mar y de los continentes. África, Europa, Asia y, al este de unas pequeñas islas del «Océano Occidental» (el Pacífico), un gran pedazo de tierra muestra América. Se reconocen bien las dos grandes islas del Caribe y la península de Florida. El istmo de Panamá aparece tan fino que podría ser un estrecho y la costa del Pacífico está trazada en tres líneas casi rectas. El conjunto no deja lugar a dudas: años antes de la conquista de México o de Perú, un cartógrafo de la Selva Negra llamado Waldseemüller sabía mucho sobre América.
El ejemplar hallado en Múnich muestra los gajos que permitían recortarlo para componer un mapamundi tridimensional. Aquellas esferas tenían escasa calidad, así que han sobrevivido muy pocas. Todos los globos que se conservan de aquella tirada de 1507 están aún sin recortar, como este de Múnich. Solo se conservan otros cuatro, de los cuales la casa Christie’s subastó uno en Nueva York hace siete años. Precio alcanzado: un millón de dólares (793.000 euros).
Fuente:
El País