Inspector de primera enseñanza y Poeta.
Tiene un epílogo en el libro de Pedro Izquierdo y Corral «Cristóbal Colón : español por Galicia y gallego por Pontevedra»
FARO DE VIGO Domingo 30 de Diciembre de 1928
Un Asunto en Litigio
Los Documentos de Colón
Al leer la carta de D. Casto Sampedro publicada en el Faro de Vigo el 28 de Diciembre nuestro asombro no ha tenido límites, pudiéramos poner otra palabra más fuerte, pera acudimos a la serenidad, pensando que es el atributo que hace al hombre imponer su razón.
El señor Sampedro no se ha dado cuenta sin duda, de la gravedad de sus palabras, ni de la situación más grave aún en que se ha colocado, al acusar terminantemente a García de la Riega -entre otras personas- de hacer alteraciones gravísimas en documentos ajenos que en confianza se le habían prestado.
Nosotros tenemos que hacerle ver a Don Casto la seria transcendencia de su hecho y la delicada situación en que se ha puesto. Para ello debemos empezar por repetir sus mismas expresiones:
“En cuanto se va a decir, queremos y pedimos, que se tengan por salvados toods los respetos debidos a Don Casto. Si algo, parece que se sale de este marco, póngase a la cuenta del señor Sampedro que nos obliga a ello.”
En el Libro de D. Celso García de la Riega”Colón español” se han publicado fotografías de 13 documentos. De estos están en poder del hijo de D. Celso, los siguientes:
1 Nicolás Oderigo
2 Bartolomé de Colón
3 Domingo de Colón “el Mozo”
4 Blanca de Colón
5 Domingo de Colón 2el Viejo”
6 María de Colón
9 Cristovo de Colón
10 Juan de Colón y Constanza de colón
11 Abrahan Fonterosa y su hijo
En poder del Señor Sampedro:
7 Domingo de Colón y Benjamin Fonterosa
8 Antonio de Colón
12 Benjamin Fonterosa
13 Jacob Fonterosa
De todos los documentos han sido declarados indubitables por el señor Serrano Sanz – en vista de los fotograbados- el 9 y el 10, en poder de García de la Riega, y el 8, que tiene D. Casto
De todos los documentos -excepto tres- habló D. Celso en su conferencia de 1898, Sociedad Geográfica, que fué publicada en folleto, y de los no reseñados entonces, los números 11 y 8 proceden de D. Casto y el 3 del señor Nuñez.
De manera que ya conocía el señor Sampedro en 1898 todos los documentos, que fotograbados, figuran en el libro “Colón español”, publicado en 1914, y no solo los conocía sino que además, el señor Sampedro facilitó los principales; según propia manifestación hecha en su carta publicada el 26 de Enero 1914, ratificada hace pocos días.
El señor Sampedro acusa ahora a la Riega de alterar esos principales documentos que él le dío; y que se diga esto, es monstruosos, inconcebible y no puede pasar sin la más enérgica repulsa.
¿Se puede creer que el señor la Riega fuese a alterar esos importantes documentos que iba hallando y le facilitaba el señor Sampedro?.
¿es comprensible que el señor Sampedro callase hasta el momento, hecho tan grave?
¿Cabe en cabeza humana que el señor la Riega fuese a estropear esos documentos importantes, perjudicando su misma obra?
¿Cómo se explica D. Casto, que al publicarse la conferencia de 1898, y más tarde fotografias de muchos de los documentos, y de todos ellos en 1914, no hizo público que estaban alterados?
¿ Cómo se explica también, que los documentos que están en su poder -que no permitió que saliesen de su despacho, y tuvo que ir allí el fotógrafo señor Pintos, para poder obtener de ellos las fotos que luego figuraron en el libro “Colón español”- resulta precisamente ahora, que están alterados hasta el extremo que nos cuenta, sin que él antes hubiese dicho nada y los dejase fotografiar y publicar tranquilamente?
¿A qué obedece que estos documentos custodiados por el señor Sampedro con tanto celo -como vemos por el párrafo anterior- sean los que últimamente a la Academia- y que según el Debate tienen raspaduras, manchas, retoques, empleo de tintas diferentes, etc- y en cambio otros que tiene D. Casto en su poder perfectamente inmaculados no los haya enviado -que nosotros sepamos- a examen de la docta Corporación?
¿Por qué extraña coincidencia, el señor la Riega fué a insertar en su libro documentos facilitados por D. Casto, que ahora tienen reparo, y este tenía y tiene, otros sin la menor mácula; el del Cristóbal Colón visitador, del que nos habló hace pocos días, por ejemplo?
¿A qué raro suceso se debe el que los documentos en poder del hijo de D. Celso, hayan sido examinados por un técnico como Mansfield, y los considere avivados- no todos- pero buenos y diciendo lo que decían en su primitivo estado?.
Hay que pensar con todo esto, que D. Casto no ha procedido con la seriedad y rectitud que correspondía a un hombre de su cultura, y que además, le ha cegado una pasión contra García de la Riega que se descubre a través de todos sus escritos, y que le arrastra a hacer y decir, cosas que no corresponden a un hombre de su predicamento.
Su última acusación hemos aclarado que es improcedente, injusta y altamente depresiva para el que la hace.
D. Celso era incapaz de hacer lo que se le acusa y máximo sabiendo que así estropea toda una larga labor de desvelos y trabajos.El origen de las alteraciones
El origen de las alteraciones que ahora se descubren, será probablemente un misterio más en la vida. Nosotros no quisiéramos nunca llegar a descubrirlo.
Lo interesante es que la tesis triunfa; va arriba y nadie ni nada, puede ya contenerla.
Estos momentos de los más rudos golpes contra García de la Riega, son precisamente los del mayor triunfo de su tesis.
Cristofforus Columbo, de Génova, hijo de Domenicus, según el fallo del tribunal internacional de “ABC” no tienen nada que ver con el descubridor del Nuevo Mundo. Ha caído, pues, definitivamente, la genealogía genovesa, de que tan enamorado estaba don Casto, y que queda viva la pontevedresa -aunque no completa- esperando que hombres de valor y mérito, que trabajan con fe e investigan con entusiasmo, encuentren la prueba definitiva que nos dé la gloria de ser Galicia y España la patria del gran nauta.
Para todos sería un día de inmensa alegría y más para nosotros, por constituir el mejor homenaje que pudiéramos hacer a la memoria del historiador García de la Riega, tan duramente y con tanta injusticia combatido
José Álvarez Limeses