En 1906 era decano del Colegio de Abogados, y autor de varios trabajos de jurisprudencia, publicados entre 1899 y 1918.
El 3 de marzo de 1945 apareció en el semanario madrileño “El Español” un nuevo artículo de Felipe Ruza, titulado “Colón nació en Pontevedra”, lo cual despertó la indignación de cierto “ilustrado articulista” que, utilizando el mismo medio, replicó en 31 de marzo impugnando dicho testimonio. Pero nuestro paisano volvió a la carga:
“Yo creí sinceramente que desde que la Real Academia de la Historia declaró que no existían pruebas para afirmar que Colón había nacido en Génova (declaración hecha el 30 de Abril de 1926, y publicada en el Boletín de la propia Academia), nadie en España se atrevería a sostener aquella absurda tesis…Bien hace el ilustrado articulista a quien replico, en lamentarse de que no se estudie lo necesario para penetrar en las profundidades de la Historia, juzgando con pleno conocimiento del pro y del contra…En cuanto a lo que arguye mi contradictor respecto a la escritura notarial de 1796, sobre la venta de La Puntada, que publique en el mismo articulo, veo que no se atreve, claro esta, a negar su autenticidad porque debe saber que esos documentos tienen sus originales archivados en la cabeza del partido judicial, y cuando como ese, son traslativos del dominio, suelen estar reseñados en el Registro de la Propiedad.
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COLON NACIÓ EN PONTEVEDRA
UN DOCUMENTO SENSACIONAL 3 de marzo de 1945
Es necesario insistir y hacer opinión. Muchos libros y bien documentados se han publicado sobre la patria de Colón ; pero no todos los quu pueden adquirir y leer un periódico pueden asimisMo adquirir y leer un libro. Y la opinión se generaliza más rápidamente por la prensa periodística. Y cuando es sana y fundada, todo lo vence.
El 12 de octubre de 1943 me hizo e1 honor el periódico Faro de Vtgo de publicar un modesto artículo mío sobre el origen pontevedres de Colón. Pero no lo hizo del facsímil de un documento que al efecto le envié y que juzgo de trascendental importancia en esto asunto. Y -con la ayuda e Ínteres patriótico de mi querido amigo don Torcuata TJlloa, ¡inteligente y antiguo colaborador en la patria pontevedresa de Cotón, enviamos estas notas al semanario EL ESPAÑOL, y el lector podrá juzgar sobre ‘las claras demostraciones que de ese documento que transcribimos se (Sigue en la pág. 33.J)dos rubricados.
«Concuerda con -su original y de orden de (una palabra ininteligible) y a petición del D. Francisco Troitiño espido la presente en la Júrisdición de Trasde-za, a beimte días del mes de agostd. Año ‘di; mil ochocientos siete, lo que seguro firm.9 y rubrico. jiEíi testimonio de verdad Antonio de la Torre Diéguez.»
Sigue firma y rúbrica del escribano.
SÍ el duque de Veragua era un des-, cendiente de Colón, como no puede ne-,garse, y él dice que la Puntada de Por-Lüsamto, en Salvador de Poyo, ía’ heredó de sus padrtiá, es claro y evidente que las de Colón, del verdadero apellido de Colón, fueran propietarios en Poyo y, por consiguieníe, vecinos de Poyo, o al menos de Pontevedra, porque la «Puntada» está situada en una arrabal de -Pontevedra, a su lado Oeste, en la margen derecha’ de su ría, a menos de cien metros de distancia.
Este lugar ha sido siempre, y es actualmente, lugar dp marineros, que forma una parte del gremio poderoso de Mareantes de Pontevedra, a quien se de-bt lia construcción de nuestra hermosa iglesia de Santa María, en una de cuyas . capillas existe una inscripción, grabada en sus muros, que dice : «Esta capilla la hizo el Cerco de Colón, uno de Jos siete Cercos del referido gremio.»
La finca «Puntada de Portosanto» no pudo llegar al duque de Veragua por otros títulos que los de sucesión hered;- • taria de los de Colón, porque no existe vestigio -ni memoria de que en Poyo ni en Pontevedra haya tenido ese ducado casa solariega ni castillos ni rentas, y esa finca aislada, (con buena parte a monte y otra tierra de Jabor, représenla haber sido solamente de modestos labradores y marineros.
Aquí, en Pontevedra, en aua archivos municipales y particulares de cofradías, pleitos y aforamientos de fincas se cita •repetidas veces el apellido Colón. En 2 de noviembre de 1428, Teresa García constituyó un censo a favor de la cofradía de San Juan Bautista, de Poniéve-dra1, •en presencia- de los procuradores y cofrades Bartolomé de Colón, A. de Nova, y 3 de octubre de 1510, el abad de Poyo otorga una escritura en foro a favor de Juan de Colón y su mujer, Constanza de Colón.
Aquí, en Pontevedra, >según notSs publicadas por el catedrático de Santiago D. Ramón Sobrino Buhigas, obtenidas de documentos auténticos, existieron y fueron perfectamente conocidos por contemporáneos nuestros, hasta fines del siglo xix, individuos con los apellidos enlazados de Colón y Enríquez, que se decían y reconocían públicamente por descendientes del descubridor del Nuevo Mundo y poseían bienes procedentes del Mayorazgo de Colón. (Libro interesante de Rey Sánchez, pág. 254.)
El procurador D. Miguel de Vigo, mayor de noventa años, que aún trabaja por su oficio, venía a mí despacho de abogado hace más de medio siglo ; con frecuencia me decía que la finca de «La Puntada» y otras tierra que él poseía e»i el lugar inmediato de «Andurique» habían sido de los de Colón. Y otro anciano también, quizá -de más de noventa años, llamado Fraga de Portosanto, también afirmaba que «La Puntada» y una casa completamente arruinada a la entrada de¡ lugar de Portosanto habían pertenecido «al que descubrió las Indias».
El apellido Colón es el verdadero y legítimo del Almirante, y rio otro; pues buen cuidado ha tenido éste de prevenir que, si llegase a perderse o extinguirse la confianza y simpatías de los Reyes Católicos. El origen gallego de Colón no era lo más a propósito para inspirar esa simpatía y confianza, porque Galicia, en su mayor e importante parte, se había puesto del Jado de la Beltraneja en la guerra de sucesión que entonces se sostenía. Colón era de origen judío por línea materna, aunque ya judíos convertidos. En Pontevedra dominaron éstos en considerable población, casi’ en su’ mitad; como lo demuestra el barrio populoso de «La Moureira», el (¡Lampan ‘d’os xudeos.i • y la parroquia unida de Mourente. Y, además, es bien sabido que por una preocupación’ infundada» Jos gallegos necesitados que salían fuera de su tierra parí desempeñar oficios humildes y modestos solían ocultar su origen.
¿Quién les había de decir a aquel’.os desprceladores de Ja región gallega que, atidandu el tiempo, a fines del sigJo xvjll, y sobre todo en el xrx, restablecidas ?as comunicaciones con e] resto de E paña, habían de ser- Jos gallegas políticos eminentes, distinguidos literatos, jurisconsultos- y médicas insuperables {-dígalo Ja famosa Universidad de Santiago), y en el Ejército de Mar y Tierra soldados como los que ha calificado lord Wellington, y generales como ej que actualmente rige los destinos de ‘España, D. Francisco Franco Bahamonde, que Dios guarde? Pero volvamos a la patria de Colón.
Colón quiso hacerse natural de Genova cuando vio que en España corrían peligros sus intereses y hasta su personalidad. Pero hoy son tan claras y condlu-yentes las pruebas del origen de Colón pontevodrés, parte de las cuales indicamos aquí, que no es posible, racionalmente juzgando, sostener lo contrario, especialmente la copia de escritura cuya transcripción Hterail publicamos, la cual es como e! «hilo que busca el ovillo», y el ovillo constituye una partida de bautismo del Almirante.
Por honor de España y gloria de Galicia y Pontevedra, no debe quedar en la oscuridad, ni siquiera en la penumbra, este asunto, -como cierta inexplicable apatía parece querer dejarlo. Es necesario insistir hasta poder consagrar que Pontevedra, esta hermosa perJa, entre, tantos encantos de la Naturaleza escondida, es la verdadera cuna del insigne navegante que supo descubrir y conquistar para su patria el Nuevo Mundo, aunque de aquella grandeza soflámente nos quede Ja inextinguible raza y su estimable simpatía.
FELIPE RUZA