Texto: SALVADOR RODRIGUEZ
Fotos y reproducciones: RAFA VÁZQUEZ
>> FARO accede a la documentación que manejó Celso García de la Riega para demostrar el origen gallego de Cristóbal Colón, teoría de la que fue pionero. Estos documentos, que serán cedidos a la Casa-Museo de Colón, en la villa de Poio, considerada cuna del Descubridor, llevan 98 años bajo la rígida custodia de los descendientes del intelectual pontevedrés.
LOS PAPELES DE CELSO GARCIA DE LA RIEGA
EL PRIMER COLONIANO
Tras su muerte y la publicación póstuma de su libro “Colón español” fue duramente atacado por quienes habían sido sus amigos, entre ellos Casto Sampedro y Manuel Murguía.
Cuando el 20 de diciembre del significativo año 1898, Celso García de la Riega (Pontevedra, 1844-1914) compareció en una conferencia organizada por la Sociedad Geográfica de Madrid, la práctica totalidad de los asistentes al acto quedó estupefacta ante los sólidos argumentos y, sobre todo, ante las impactantes pruebas documentales que el investigador pontevedrés presentó para demostrar que Cristóbal Colón había nacido en Galicia, concretamente en la villa de Poio. Quienes, en un principio, creían que se trataba de una teoría de carácter meramente especulativo tuvieron que admitir que, a partir de ese momento, y fruto de la investigación de De la Riega, el presunto origen ge- novés del Descubridor, tesis hasta entonces comúnmente aceptada, se ponía en muy serio entredicho.
Celso García de la Riega era ya, por aquel entonces, uno de los intelectuales gallegos de mayor prestigio y a la vez, un hombre que había desarrollado una importante carrera política desempeñando cargos como el de Jefe de Negociado de Política Interior y Exterior en el Gobierno General de Cuba, interventor en la Administración económica de La Habana, gobernador civil de León y diputado liberal a las Cortes por Cambados, escaño desde el que impulsó de manera decisiva el proyecto de hacer llegar el tren hasta Redondela. Con una ingente actividad periodística, en el ámbito intelectual no solo fue el autor de la primera tesis sobre el origen gallego de Colón, sino también el primer investigador que atribuyó a un canónigo de Santiago, llamado Juan de Lobeira, la autoría original, y en lengua galle- ga,del“Amadís de Gaula”.
Un año antes de aquella histórica conferencia en la capital de España, Celso García de la Riega había publicado un libro titulado“La Gallega, nave capitana de Colón” en el que, con pelos y señales, demostraba que la carabela que ha pasado a la historia con el nombre de “Santa María” había sido construida en los astilleros de Pontevedra. En ese volumen, el investigador ya daba a conocer una serie de co- cumentos que probaban la existencia del apellido Colón en Poio, sin atreverse, no obstante, a a comprometerse todavía a fondo con la deducción de la patria natal del Descubridor. El primero de esos documentos había llegado a sus manos por mediación de su tío Luis de la Riega:se trataba de la mención de una escritura de aforamiento hecho a inicios del siglo XVI por el monasterio de Poio a favor de un tal Juan Colón y de su mujer Constanza. El hallazgo de ese aforamiento se complementaba con otro más, el de un documento, copia de un cartulario (manuscrito medieval) datado en 1496, en el que se menciona que los lindes de una finca se corresponden con otra de la“heredad de Cristobo Colón”. En ese mismo cartulario aparece otro aforamiento en el que consta un nombre y, sobre todo, un apellido, muy esclarecedor: María Fon- terosa.Aquí topamos, así pues, con la primera confrontación con la teoría genovesa: frente al Cristoforo Colombo Fontanaro- sa italiano se alza el Cristobo Colón Fonterosa gallego, y encima localizado en los límites de un concello muy determinado: el de Poio.
Guillermo García de la Riega, bisnieto de Celso, en su vivienda de Poio el pasado jueves.
Murguía jamás le perdonó que criticase su teoría sobre el origen celta de Galicia; De la Riega rehusó ingresar en una “Academia de procélticos
La constitución, en 1894, de la Sociedad Arqueológica de Pontevedra daría un inusitado impulso a la investigación sobre el origen gallego de Cristóbal Colón. En el seno de las tertulias que generalmente se celebraban en la casa de Casto Sampe- dro el tema del “Colón de Poio” se convirtió en habitual. Uno de sus miembros, el abogado Carmelo Castiñeiras, encontró un par de documentos más en los que el apellido Colón, en la persona de un tal Bartolomeu, volvía a emerger de los archivos más antiguos del pontevedrés Gremio de los Mareantes.
El seguimiento de la investigación se encarga a Celso García de la Riega quien, en 1909, presenta en una exposición conmemorativa del centenario de Alfredo Brañas en Santiago su libro “La Gallega” y todos los documentos con que hasta entonces contaba. En la mente de Celso ya anidaba la realización de la obra definitiva, la que iba a demostrar de una vez por todas la españolidad y galleguidad del Descubridor. Su título: “Colón español. Su origen y su patria”.
Poco sospechaba don Celso que de aquella práctica totalidad de intelectuales y hombres de la cultura que, hasta aquel entonces, lo habían apoyado, le habrían de surgir dos poderosos (y muy peligrosos) enemigos: el propio Casto Sampedro y el que sería primer presidente de la Real Academia Galega, Manuel Murguía.
¿Qué pintaba Murguía en todo lo concerniente a la teoría del Colón gallego? En esa, prácticamente nada, pero sí en otra: en 1904, Celso García de la Riega publicó un libro,“Galicia Antigua
Documentos presentados en Junio de 2012 en la Casa Museo Cristóbal Colón de Poio – Pontevedra
A la izquierda, Celso García de la Riega en plena madurez; al lado, retrato de Cristóbal Colón (que también ha sido puesto en duda).
¿Qué pintaba Murguía en todo lo concerniente a la teoría del Colón gallego? En esa, prácticamente nada, pero sí en otra: en 1904, Celso García de la Riega publicó un libro, “Galicia Antigua”, en el que, frente a las tesis de origen céltico esgrimida y defendida por el marido de Rosalía de Castro, tesis que hogaño se ha demostrado insostenible el intelectual pontevedrés apostaba, en cambio, por una raíz helénica (por otra parte, en nuestros días tan insostenible como la murguiana).Además del libro, De la Riega publicó numerosísimos artículos rebatiendo los argumentos célticos de Murguía a tal punto que, en 1906, cuando se funda la Real Academia Galega, Celso, que tenía plaza reservada, se negó a tomar posesión de ella por considerar que estaba rodeado de enemigos “pro- célticos”, acólitos del patriarca don Manuel. Cuentan que Mur- guía, que en vida de sus antagonista jamás contestó a las críticas a su teoría céltica vertidas por De la Rie- ga,juró odio eterno al“in- truso” pontevedrés, pero éste no se haría palpable hasta la muerte de don Celso, el 3 de febrero de 1914, poco menos de un mes antes de la publicación de “Colón español”.
Desde ese momento, y en el propio seno de la Academia, comenzaron a brotar cual hongos los descalificadores del trabajo publicado por De la Riega:“Curiosamente -resalta el bisnieto Guillermo de la Riega- fue una vez muerto cuando empezaron a salir las impugnaciones y las descalificaciones del personaje…Se le techó de falsario, de mentiroso, de manipulador…¡Hay que ser cobarde y ruin para desprestigiar a un personaje después de muerto cuando ya no se puede defender”.
Acoso y derribo
En esta operación de acoso y derribo, adquirió especial protagonismo el antaño amigo Casto Sampedro“y todo su entorno de discípulos y adláteres”, sostiene Guillermo. Es cierto que Sampe- dro había colaborado en la investigación sobre los orígenes de Colón. De hecho, de los 13 documentos que había manejado Celso de Riega, 5 le habían sido proporcionados o facilitados, directa o indirectamente, por Casto, pero el grueso del trabajo de investigación lo había llevado a cabo el bisabuelo de
>> Además de la teoría coloniana, don Celso defendía que el origen de Galicia estaba en la civilización griega y que el autor de “Amadís de Gaula”, en gallego, fue un canónigo compostelano <<
Guillermo: “Fue él quien se ocupó de buscar aquí y allá, de solicitar pruebas del Archivo de Indias y del de Simancas, de leerse prácticamente todo los que hasta aquella época se había escrito sobre Colón”, dice Guillermo, pero cuando la figura de su antiguo amigo comenzó a protagonizar la teoría gallega del origen del Descubridor, Casto Sampedro saltó a la palestra para reivindicar su trozo de pastel, cosa que sentó como un tiro no a Celso, que ya había fallecido, sino a su hijo, Celso de la Riega y Quiñones, quien contestó muy duramente las “reinvidicaciones” de un Sampedro que se encargó de que la persona designada por la Academia Gallega de Historia para investigar el caso Colón fuese un muy buen amigo suyo, Eladio Oviedo y Arce, quien tras las pesquisas efectuadas concluyó que al menos tres de los documentos manejados por Celso García de la Riega eran falsos pues presentaban “correciones” efectuadas sobre el texto original. Mediante la operación Sam- pedro-Arce, el finado investigador pontevedrés quedaba como un “falsario”. ¿Qué ocurrió en realidad? Según Guillermo García de la Riega “para empezar, Oviedo y Arce sólo investigó los papeles que le suministró Sam- pedro, y jamás se preocupó de someter a análisis los que poseía mi familia”. Es decir, que de trece documentos posibles, sólo halló irregularidades en tres y, para eso, con una aclaración que desea efectuar el descen- diente:“Reconozco que mi bisabuelo cometió un error: el de avivar algún documento consi- sintiendo que el fotógrafo Pintos y el editor Nicanor García rees- cribiesen ciertas palabras para hacerlas más visibles al lector.
Sin embargo, cuando la catedrática de Historia Emilia Rodríguez Solano realizó su tesis con documentos de mi bisabuelo, demostró, aplicando la técnica de rayos ultravioleta, que lo que había por encima del texto original era lo que había debajo, esto es, que Pintos y García se habían limitado a recalcar, a hacer visibles en la reproducción las palabras que ya estaban escritas”.
La guerra declarada de la propia Academia contra la tesis del Colón gallego no impidió, sin embargo, la aparición de seguidores de la teoría de Celso de la Riega. Desde algunos de los centros gallegos de países como Argentina, Uruguay y Cuba llegó incluso a corregirse los libros de texto en los que se ubicaba la ciudad natal de Cristóbal Colón en Géno- va sustituyéndola por Poio,en tanto que la prensa gallega a este y el otro lado del Atlántico acogió numerosísimos artículos de apoyo o crítica a la tesis del ya convertido en polémico intelectual pontevedrés.
En medio de esta polémica, Benito Mussolini accede al poder en Italia yen 1922,el agregado militar de la embajada italiana en Madrid recibe en una carta con claras instrucciones de “desactivar” la teoría de la cuna española del Descubridor”.Y de hacerlo, además, desde una institución española de prestigio: la Academia de la Historia.
En ese año, ejercía de secretario general de la Academia Ángel Altolaguirre y Duval, escritor e historiador de reconocidas ideas fascistas, a cuyo cargo quedó la presidencia de una comisión de académicos destinada a “determinar el alcance” de los documentos sobre el Colón gallego. La primera medida del equipo de Altolaguirre, siguiendo las instrucciones italianas, fue la de desacreditar el último estudio que acababa de editarse acerca del origen galaico del Descubridor, una completísima obra del historiador Prudencio Otero Sánchez, que había ido mucho más lejos que García de la Riega,pero cuyas pruebas fueron calificadas de infundadas. Acto seguido, Ángel Altolaguirre se negó a que el reciente equipo constituido se trasladase a Galicia para verificar in situ no sólo los documentos sino también pruebas como la de la inscripción hallada en la basílica de Santa María donde se lee: “Os de cerco de Joao Neto e de Joao de Colon feceron este capilla”.Por el contrario, Altolaguirre se dedicó a atacar “con una virulencia indigna de un académico, de un historiador y hasta de un mamífero -escribe el historiador Rodrigo Cota González- la tesis gallega. Publicaba informes negando la veracidad de documentos que ni siquiera estudiaba y, haciendo gala de una parcialidad y una subjetividad indecentes, insultaba rabiosamente a cualquiera que osara afirmar que acaso Colón era gallego.”
Una copia de esa“carta italiana” se incluye también entre la documentación que la familia García de la Riega cederá a la Casa Museo de Poio, aunque en este caso no la consiguió el pio- nero,sino su hijo,también llamado Celso, por mediación de Modesto Bará. Este periodista e investigado supo de ella a través de un bibliófilo catalán, Jaume Colomer i Montset quien, tras la muerte de Altolaguirre, adquirió un lote de sus libros y, al hojear uno de ellos, se encontró con la citada misiva. En uno de esos párrafos se delata muy claramente la instrucción de que “alguien estudiara el problema del origen de Cristóbal Colón a fin de oponerse a la argumentación de la tesis gallega”. Ese “alguien” terminó siendo Ángel Altolaguirre.
Ante el bisnieto de Celso García de la Riega se hace obvio in- querir por qué toda esta serie de documentos ha permanecido la friolera de 98 años sin salir de los sucesivos domicilios de los De la Riega. Guillermo, que forma parte de la asociación Colón Gallego “Celso García de la Riega”, se sabe la respuesta de memoria:“La verdad es que la polémica que se creó tras la publicación de Colón español a quienes más afectó fue a mi padre y a su hermana, que nacieron en 1915 y 1916, y se vieron envueltos en las redes de una leyenda negra que se había tejido en torno a mi bisabuelo. Mi padre me tiene contado que notó al suyo tan quemado por aquella controversia que decidió guardar todos los documentos en casa”. Guillermo, que ha abierto el blog celsogarcíalarie- ga.wordpress.com, confiesa que si por fin se ha decidido a que esta documentación vea la luz, y aún a riesgo de que haya investigadores que puedan refutar las conclusiones de su antepasado, lo ha hecho por rehabilitar la memoria de quien, además de pariente, considera uno de los mayores intelectuales gallegos de todos los tiempos.
LAS CLAVES DE LA TESIS DE CELSO G. DE LA RIEGA
Como reafirmación de su tesis, y así lo registró en el prólogo a“Colón espa- ñol”,a Celso García de la Riega todavía le dio tiempo a saber que se había descubierto, en la basílica de Santa María, una capilla con la inscripción“Os do cerco de Joao Neto e de Joao de Colon feceron esta capilla”, pero a esa altura su teoría ya estaba completa. Estas son, según un resumen realizado por su bisnieto Guillermo, las claves de la tesis pionera del origen gallego del Descubridor.
- La proliferación del apellido Colon localizado en un área territorial muy concreta. En los documentos que manejó, todos ellos procedentes de archivos de Poio y Pontevedra, aparecen Bartolomé Colón, Domingo de Colón el Mozo, Domingo de Colón el Viejo, María de Colón,Cristobo de Colón,Juan y Constanza de Colón, Benjamín Fonterosa, Jacob Fonterosa,Abra- ham Fonterosa…todos ellos nombrados en documentos que se refieren a alquileres o ventas de propiedades, sobre todo fincas.
- La lengua utilizada por Colón. Tanto en sus escritos como en las anotaciones de los libros que leía aparecen muchas voces gallegas que están perfectamente diferenciadas de las portuguesas (existe una teoría según la cual Colon había nacido en Portugal), de las castellanas y, por supuesto, de las italianas: Colón jamas escribió en italiano. Entre ellas, figuran palabras como despois, saliron, foy (foi), alá, alí, boy, cativo, crime, custo, de- ter, diseron, diso, deste, emprestó, entende, estes, eses, enxerir, facer, forno, forza, galea, leba, moa, onde, perigos, poren, posto que, seades, sede (sed), ventar, vento…
- Los nombres que iba poniendo a los distintos puntos geográficos conforme los iba descubriendo. A la primera isla que llega le pone el nombre de San Salvador, lo cual sería sorpendente si fuese genovés.San Salvador era,y es, una de las parroquias de Poio,y con este nombre no solo bautizó esa isla, sino también un río y una ensenada. Sucesivamente, Colón fue denominando a los lugares a los que llegaba con topónimos de origen gallego y, sobre todo, de las rías de Pontevedra y Vigo.Tales son, entre otros, los casos de San Miguel (nombre de una cofradía de Pontevedra), Porto Santo (coincidente con la bahía de Poio),Punta Lanzada (costa norte de la provincia), Punta Pierna (cabo de las islas Cíes en la ría de Vigo), Punta Moa…
- Virgen de la O. Está datado que el 18 de diciembre de 1492, Colón dispuso que su tripulación descansase para celebrar la festividad de la Nuestra señora de la O, patro-na de Pontevedra. Tanto Celso como ahora su bisnieto, decididamente apuntado a la causa coloniana, llegaron a la conclusión de que tamaña proliferación concentrada de nombres, todos ellos fácilmente localizables a lo largo de la geografía gallega, no debió ser producto de la casualidad, sino del deseo del Descubridor de homenajear en el Nuevo Mundo a su tierra natal: a Galicia.
Enhorabuena por la divulgación, pues ya va siendo hora de recuperar la memoria del insigne Don Celso García de la Riega que renunció incluso a los derechos de su trabajo (para que no le acusaran de intereses personales), y aún así sus críticos descargaron sobre él la mayor de las infamias, tras su muerte, cuando ya no podía defenderse, de haber falsificado unos documentos completamente auténticos.
De la Riega se merece un puesto de honor entre los historiadores gallegos porque nos reveló la patria original del Almirante (Galicia-España) y su lugar de nacimiento (Poio-Pontevedra).