Era el día 2 de Agosto de 1492, festividad de la Virgen de la Rábida¡ cuando con hombres, naves y vituallas a punto, Cristóbal Cotón mandó embarcar a toda su gente. Después de múltiples y azarosas peripecias durante la noche del 11 ó 12 de Octubre de 1492, el vigía, de «La pinta’, Rodrigo de Triana, lanzó el ansiado grito de ¡Tierra!; eran las costas de Guanahaní, hoy tierras de América. ‘En la mañana de ese memorable día el almirante Virrey y (Gobernador general, saltó a tierra armado y portando la tandera ‘KgaC ‘Española. Al lado de los dos Capitanes, Martín y Vicente yañez Pinzón, con dos banderas con la Cruz y las letras iniciaCes de los reyes una f y una y. Colón tomó posesión de la tierra en nombre de sus reyes, ante el escribano de toda la Armada, don Rodrigo de Escobedo. Se había iniciado la etapa más portentosa que había vivido la Humanidad: el descubrimiento de América. La teoría de Colón pontevedrés, identidad que doy sostiene el historiador, Don Alfonso Philiippot Abeledo, de su nacimiento en Porto Santo -‘Poio- (Pontevedra), tiene en la actualidad, grandes adeptos a la citada nacionalidad del almirante. Mario Gallego Conde
Categoría: Defensores
La condesa de Pardo Bazán
Pendiente volcar datos
José Blanco Amor
Escritor, periodista. Y como decían sus mejores amigos, el «cerebro» del diario «La Nación».
PROLOGO EN EL LIBRO DE FERNAN MIRÁ, EXTRACTADO DEL LIBRO:
CARTA A MODO DE PROLOGO
Querido amigo: Como te lo había prometida, leí tu libro PARTIDA DE NACIMIENTO DE CRISTÓBAL COLON, y me ha parecido un trabajo ímprobo al servicio de una noble causa. Conozco tu fervoroso entusiasmo por reivindicar rara España hechos históricos que figuran por el inundo con nombre de otros o específicamente alterados. Tu bregar porque se llame COLOMBIA a América, en homenaje a Colón, es digno de ser seguido con el interés que despiertan las empresas de noble intención. Cuando llegué a Buenos Aires como emigrante —comienzos de 1930— había en la colectividad gallega cierta efervescencia sobre el tema que tú ahora expones. Y digo, «cierta», porque no todo el mundo apoyaba la tesis de Celso García de la Riega, sobre «Colón gallego. Y no porque no les agradase mucho la idea. Por el contrario. Los periódicos y revistas que entonces se publicaban, acentuaban cuanto pedían todo lo que sirviera para destacar el aporte gallego a la historia de España y a través de ella, al Descubrimiento, Conquista y Colonización de América. La galleguidad de Colón era un motivo demasiado importante como para que lo dejaran pasar por alto Pero se decía entonces que la tesis de García de la Riega había sido desvirtuada por investigaciones posteriores.
Galicia dio hombres y mujeres, figuras excepcionales cada uno en su esfera, a España y a América. Pero Galicia dio algo más, envió al Nuevo Mundo a muchos miles de sus hijos. Unos se sumaron a los países en que residieron y formaron sus hogares, otros retornaron a España y los más contribuyeron a fortalecer la personalidad de los pueblos jóvenes de este continente con su sentido de la responsabilidad, su rectitud mora) y su lealtad a las leyes establecidas, y también con su rebeldía contra las leyes cuando creían que no eran justas. Creo sinceramente que la mayor aportación de Galicia c-i relación con América, ha sido su sangre. De un extremo ?1 otro, el continente americano está salpicado de nombres gallegos. SÍ .que. remos separarlos —injustamente, a mi modo de ver— del relató de los españoles, tendremos elementos suficientes de juicio para tejer una vasta historia de sacrificios, de esperanzas, de generosidad, de impulso creador, de vitalidad racial al servicio de America. Como los demás españoles. Lo reconoció muy bien el presidenta Nixon cuando estableció (1970) la «Semana del Legado Hispánico», en reemplazo del italianizante «Columbus Day», con que se celebraba la conmemoración del Descubrimiento de América y en fechas pos. temores, no coincidentes con el memorable «12 de Octubre»… Hecho que año tras año desazonaba a la representación diplomática de Empaña y por ende a la numerosa colectividad española residente, Nixon lo hizo en homenaje a España y a los españoles que habían llevado al territorio de los Estados Unidos de Norteamérica, arquitectura, arte, costumbres, métodos de vida, cultura —toda una civilización, en una palabra —y allí la dejaron como testimonio de su paso por esta parte del mundo. El gesto de Nixon, no es aislado. Hoy nadie ignora que tres siglos vitales de su historia los vivió España en América, para América y al servicio de América. Y si se ignora (o se oculta, o se hace que se ignora) es siempre por razones políticas. Nadie que tenga una somera información sobre la epopeya española en América puede desconocer hoy cuánto España sembró en este continente incorporado a Occidente gracias a ella. Reclama nuestra gratitud la disposición que a partir del pasado 1974, dejó establecida el alcalde de ciudad de Nueva York, al instituir la «Semana de la Hispanidad», del 6 al 12, inclusives, del mes de Octubre, Y ¡qué feliz coincidencia! También en ese 1974, la Sala de Representantes de la Ciudad de Buenos Aires, instituye en idéntico lapso la «Semana déla Hispanidad», a propuesta de los señores Representantes Unamuno y Rosato. Sé de tu actuación, amigo Fernán Mira, como Secretario de la Comisión Coordinadora de los Actos Conmemorativos. Estas cosas — y tantas otras más que podríamos enumerar dichas así a vuelamáquina, son suficientes títulos y referencias para que España y su región más bella Galicia se consideren afortunada; por haber sido elegidas por el destino histórico para darle al mundo un Nuevo Mundo y disponer de un espacio de trescientos años para sembrar en él la semilla de sus universidades y de sus instituciones, de su cultura y de su idiosincracia. Tres siglos prolongados después por una emigración de gente de trabajo que ha traído aquí su decencia ancestral y su rectitud moral para vivir su vida y fundar su hogar en el ambiente nuevo. Yo no puedo opinar con autoridad sobre la galleguidad de Colón.
Yo no soy historiador. Soy, eso sí, un comentarista de hechos histórico —esta es la única libertad que me permito por el campo de la historia— que me enseñan a frenar mis impulsos y modificar mis sentimientos y me obligan marchar por caminos contrarios a mis más caros deseos. Sólo se podrá conocer la verdad de un hecho determinado —con referencia a la Historia— cuando los investigadores en esta materia, que tienen su mente hecha al análisis, compulsen documentos de irrefutable autenticidad histórica —sin apasionamientos ni tampoco mordacidades— y con equidad y juicio sereno saquen a luz la verdad. Esta es mi respuesta o tu pedido para prologar tu libro sobre Colón no sabría, aunque lo intentase, traer hoy a la actualidad el tema de «Colón gallego». No encontraría palabras para justificar mi presencia en una disputa cuyo veredicto lo dará Ja historia en su oportunidad. Utiliza estas palabras como consideres oportuno. Si crees que te pueden servir para algo, además de demostrarte con ellas el respeto que tengo por tu hispanismo sin desmayos, inclúyelas en tu libro. Felicitaciones y un fuerte abrazo.
José Blanco Amor
Fernán Mirá:
Fernán Mira, deja constancia de gratitud para su buen amigc José Blanco Amor, por la generosidad del envío de las lincas tras, critas. Testimonio de una reciprocidad, de afectos sustentados al correr de más de tres décadas convividas en el seno de una colectividad fraterna. Su gesio es sencido y denota una alta nobleza. Ni rehusa ni iampoco elude el pedido de «prologar» este libro, claro está a su manera, aun estando ajeno a su tesis —valga la expresión—. No por desconocerla, sino —como bien lo aclara— porgue «no sabría, aunque lo intentase, traer a la actualidad el tema de «Colón gallego». Y sin embargo me acompaña.
Gran Enciclopedia Galega (Silverio Cañada)
Extractado:
…Na última década do século XIX encotráronse no arquivo municipal de Pontevedra uns documentos datados no século XV e principios do XVI, referidos a xentes do mar apelidadas De Colón. Durante máis de vinte anos e baixo os auspicios da Sociedade Arqueolóxica de Pontevedra, estívose realizando unha serie de estudios encamiñados a buscar unha posible relación familiar entre estas persoas e Cristóbal Colón. Este labor culminou coa obra de Celso García de la Riega, Colón español, na que desenvolve unha tese segundo a cal o navegante puido nacer en Pontevedra, aínda que nos citados documentos non había ningún tipo de referencia a tal posibilidade de parentesco ente Cristóbal Colón e as devanditas persoas. Valíanse de que nesta cidade exsteisen os nomes de Domingo, Bartolomé e Critóbal e de que só en Pontevedra aparecesen xentes da época do descubrimento de América que levaran o apelido do descubridor. Tamén resultaba curioso que o apelido destes homónimos de Colón tivesen anteposta a preposición de, xa que no testamento de 1498 o navegante fai constar que só son de liñase verdadeira os que se chaman De Colón, e nas capitulacions de Santa Fe comparece como Cristóbal de Colón.
García de la Riega faleceu en 1914, cinco semanas despois da publicación da súa obra, e dous meses máis tarde, o cronista Serrano Sanz publicaba un taballo no que denunciaba como falsos a maior parte dos documentos proporcionados por De La Riega, En 1917, Oviedo Arce emitiu un amplo e documentado informe no que, recollendo o sentir da Real Academia Galega, da que era membro, confirmaba que a documentación pontevedresa fora manipulada e aconsellaba silencia-la campaña de García de la Riega. Sen embargo, a tese pontevedresa seguía contando con moita aceptación, principalmente entre a colonia galega de América…
Eva Canel
Siempre tratándose del patriotismo de doña Eva, afirma la escritora que gracias a la reina Isabel la Católica y su ayuda, Cristóbal Colón realizó su gran obra descubridora. Eva Canel trata el tema del descubrimiento de América en dos conferencias publicadas en 1907, «Isabel y Colón» y «La cuna de Colón». En «Isabel y Colón» afirma tajantemente que Colón fue un vivo nacido en Pontevedra
Recordando a Eva Canel
Eva Canel nació en Coaña (Asturias) el 30 de enero de 1856, sin llamarse exactamente tal como la conocemos, sino Agar Eva Infanzón Canel. Por lo que igualmente podía haberse llamado Agar Infanzón, siendo Agar nombre no menos bíblico que Eva. Su padre era el médico Pedro Infanzón y la madre, Epifanía Canel Uría; a la muerte del padre en un naufragio, la familia se traslada a Madrid, y la joven Eva se propone dedicarse al teatro, siendo a los 15 años una actriz muy prometedora. Pero como en tantos otros casos, se interfirió el amor, modificando su destino. El responsable fue Eloy Perillán Buxo, escritor de ideas republicanas muy exaltadas, director de una revista satírica rotulada «La Broma». En 1874 Perillán publica un panfleto tan inconveniente que la prudencia le aconseja exiliarse, como anteriormente personas prudentes le habían aconsejado que no publicara el libelo, y a Eva, actriz en ciernes, no le queda otro remedio que ponerse al frente de «La Broma», con tan sólo 17 años de edad; y la mantiene a flote hasta que al cabo de un año Perillán la reclama para que se reúna con él en Bolivia. De este modo, comienza la fascinante aventura americana de Eva Canel, que reúne diversas singularidades. En primer lugar, las mujeres de su época no emigraban ni se dedicaban al periodismo. Tampoco los que marchaban a las Américas lo hacían con el proyecto de ser periodistas o literatos en general, aunque hay excepciones, como Atanasio Rivero, Alfonso Camín, Constantino Cabal y Constantino Suárez y la propia Eva Canel, quien se inicia en el duro oficio porque, una vez cruzado el charco, encuentra que Perillán es director de una revista titulada «El Ferrocarril», que cuenta con un único redactor, colaborador, administrador y repartidor: el propio Perillán. De manera que no le queda más remedio que echarle una mano y, así, Eva se pierde para el teatro y nace para el periodismo y para la literatura.
La obra periodística de Eva Canel es muy amplia: abarca muchas publicaciones y muchos países. En Perú, el matrimonio funda «La Noticia» y «El Comercio Español» y colaboran en «El Comercio» y «El Perú Ilustrado». En 1882 pasan a Buenos Aires para fundar «El Petróleo». A Perillán parecen arreglársele las cosas en España, por lo que regresa, pero no encuentra ambiente para continuar sus campañas demoledoras en favor de la República, de manera que vuelve a América, dejando a Eva Canel en Barcelona, sola y con un hijo, y él muere al poco tiempo. Eva tiene que seguir emborronando cuartillas para sobrevivir, colaborando en periódicos españoles y americanos, al tiempo que publica sus primeros libros: «Cosas del otro mundo», volumen misceláneo que reúne relatos de viajes, misceláneas y cuentos; las novelas «Trapitos al sol» y «Manolín», aparecida en La Habana en 1891 y reeditada por el Ayuntamiento de Coaña en 2006; también estrena una pieza de teatro, «La mulata». Ese año 1891 Eva Canel aparece en La Habana y poco después tiene la oportunidad de ir a Chicago como corresponsal para informar sobre la Exposición Universal celebrada en aquella ciudad: allí queda su hijo, quien con el tiempo se haría ingeniero y todo un gringo, mientras la madre, instalada en La Habana, funda la revista «La Cotorra», publica la novela «Oremus», pronuncia conferencias, actúa como secretaria de la Cruz Roja y estrena en 1895 «El indiano», una comedia bastante disuasoria sobre la emigración. Eva Canel, que había observado el fenómeno de cerca y lo había padecido, figura entre sus críticos más sagaces y constantes. Al producirse la independencia de Cuba en 1898, recoge los restos de su marido para darles el reposo definitivo en Coaña, pero al año siguiente regresa a América, bien que al hemisferio sur: en Buenos Aires sigue fundando periódicos y revistas y colaborando en otras publicaciones ya fundadas, y continúa estrenando piezas teatrales y publicando obras, no sólo de ficción, sino también de planteamientos polémicos como «El divorcio ante la familia y ante la sociedad», «Las ambiciones de los sajones de América y la necesidad de unión entre los latinos del Nuevo Mundo», «Por la justicia en España», etcétera. Y así va pasando su vida, en un constante ir y venir de España a América, bien a la del Norte o a la del Sur, y de América a España. Al final de sus días recibió diversos reconocimientos, incluida la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice, otorgada por el Papa Benedicto XV: todo lo cual no le evitó morir pobre en Cuba, en el año 1932. Probablemente, ninguna otra mujer asturiana es equiparable a Eva Canel en la gran aventura de América.
Eliseo Alonso
COLON, ENTRE EL AZAR Y LA INCÓGNITA
Por ELÍSEO ALONSO
El azar y una incógnita marcaron el descubrimiento de América. Y también aquella terrorífica leyenda de una catarata cósmica que al pasar de las Islas Canarias formaba el mar. Por el más feliz de los errores de una singladura nías corta que buscaba las ricas tierras de las India -que sin saber tanlos indios pariría- descubrimos el Nuevo Mundo.
La incógnita, pese a los loables intentos por desvelarla, sigue con su halo legendario y poético nimbando la gesta del descubridor Cuando la historia o la ciencia pongan en cueros a un Cristobalita con su partida de nacimiento terminaremos con uno de nuestros más fíennosos mitos. Yo me siento un mínimo culpable de esta zarandaja investigadora de buscarle los tres pies al nacimiento de quién en vida -allá él, que sus razones tendría o tal vez fuese hospiciano- se preocupó de ocullar tan celosamente.
Digo, pues, que allá por la década de 1950, a iniciativas de don Modesto Dará, se fomentó entre las colectividades gallegas de América un movimiento en favor de la tesis del Colón gallego. El comité central del Pro-Colón pontcvedrés estaba, lógicamente, en Pontevedra y habia otros en La Habana, Caracas y el de Buenos Aires, a cuyo frente -y que el Almirante me perdone- estaba un servidor Todo eso se perdió, como se pierden las estelas de las naves en la mar. Pero recuerdo que se mantenían diversos contactos como con el erudito colonista catalán Jaime Colomer, los escritores López de Haro, Faustino Rey Romero y Manuel Grana; con el Duque de la Victoria» Marqués de Mordía y Conde de Luchana, entre otros investigadores.
Confieso que a mi me atraía el tema, porque siempre rememoraba aquella famosa arribada de la «Pinta» a una cosía bastante próxima al lugar en donde resido, cercana al estuario del Miño. El puerto de Bayona, guarecido de los vientos oceánicos, todavía es un buen refugio para los pescadores que fondean, con mar alto, al amparo de las islas Cíes y de las Estelas. Un día, oteando el horizonte, los bayoneses vieron como una carabela, bastante maltrecha y un palo ya desarbolado, navegaba con muclia dificultad buscando el amparo de la tranquila ensenada. Llegaba con muchas averías y sin bastimentos, aunque albora/ada la tripulación. La nao, que mandaba don Martin Alonso Pinzón y, como piloto, el miñorano Sarmiento, traía extraordinarias nuevas, nunca de antes conocidas. Era la gran noticia de algo totalmente inédito, nada menos que el descubrimiento de un nuevo mundo, que más tarde también sería la ruta más dolorosa de los gallegos por el sangrante camino de la emigración.
«Maltrecha la nao por los temporales, pero no los corazones», como reza el pedrusco conmemorativo, Bayona sigue celebrando la efemérides de esla arribada forzosa, y no deserción, como malentendidamente se supuso algún tiempo. Como sabemos, hundida la «Santa María», Colón toca en Lisboa y en Palos, en tanto que la «Pinta», en medio de la tempestad, rinde su tornaviaje en Bayona. Los especialistas que estudiaron ambas derrotas demostraron que la de la «Pinta» fue la más acertada y marinera.
A bordo de esta carabela venían los indios que traía de la isla Guanahaní. En las reducciones que he visitado en Argentina y Brasil, entre los guaranís paraguayos y algunos de la Pdtagpnia los pobres indios no están pasando una vida mucho mejor que en los tiempos del descubrimiento. Por no hablar de la exclavitud -que aún subsiste disfrazada en parajes interiores- o en los exterminios de la Amazonia. Otra simpatía que me despenó Colón fue la lectura de su «Lettera Rarissima», enviada por el Virrey y Almirante de las Indias al Rey y Reina de España: «Yo estoy tan perdido -dice Colón- que he llorado hasta aquí a otros; haya misericordia ahora en el cielo y llore por mi la tierra», termina la angustiada epístola de un hombre abandonado y lan enfermo del cuerpo como del alma.
En fin, que nosotros, desde América, estábamos empeñados en darle nuestra paisanía a Colón, pero su lugar de nacimiento aún aparece envuelto entre las espesas brumas de misterio que dejo el Almirante. ¿Compensará el rigor histórico la desaparición del mito?.
Eduardo Pondal
Autor de la letra del Himno Gallego.
Recientemente se publicó su poema épico «Os Eoas», un poema póstumo dedicado en buena parte al Colón gallego.
Fragmento:
Ti es a miña patria (Galicia). A bora Liguria
non me dou, como dicen, nacemento;
Fora certo esto, túa e miña injuria,
e grande erroer e grave nocumento,
que n´é de Breogán a raza espuria
p´ra non honrar o noso forte intenro:
Oh, que dicha, s´a boa Galicia amada
fora, por ser meu berce, celebrada!
«Pondal cantou a xesta do descoberta de América por Cristobo Colón, aínda que na súa definitiva redacción o Bardo fai súa a tese do Colón galego que seu adversario político Celso García de la Riega, antinacionalista e anticeltista, defendía». (de un artículo de X.L. Méndez Ferrín publicado en Faro de Vigo)
Poesía Galega Completa IV. Os Eoas. Edición de Manuel Ferreiro Eduardo Pondal Sotelo Blanco-RAG, Santiago de Compostela, 2005, 660 páxs.
Estudos sobre Os Eoas de Eduardo Pondal Xosé Ramón Pena/Manuel Forcadela Sotelo Blanco-RAG, Santiago de Compostela, 2005, 310 páx.
Como ben sendo habitual na análise literaria galega, na liña das interpretacións abertas por Ferrín na súa divulgada obra De Pondal a Novoneyra, Ferreiro, Forcadela e Pena tratan de paliar o evidente reaccionarismo d´Os Eoas (visible dende a concepción elitista do poeta-intelectual guía do pobo, que non sabe o que lle convén se non llo din os intelectuais-literatos-guía) sinalando que Pondal presenta a descuberta de América como unha obra xenuinamente galega e inscrita dentro da súa ideoloxía iberista: Iberia ha de ser unha federación formada por todos os pobos da Península. A función directora deses pobos ibéricos confederados corresponderalles aos galegos. Iso foi o que pasou na descuberta de América, tema d´ Os Eoas, porque Colón, segundo Pondal e aceptando as teses de García de la Riega e Constantino Horta, era de Pontevedra.
Se lemos o poema de Pondal, sen prexuízos previos, veremos que Iberia/ibero aparece moi poucas veces no seu texto. O termo máis abundante é España/español. Iso si, Colón, galego, é o guía e, das tres carabelas, a que vai en dianteira é a Gallega. Os navegantes van movidos polo afánde estender a fe católica e por chegar a onde non alcanzaron nin Pedro nin Paulo. Escrito por Manuel Rodríguez Alonso
Poeta do século XIX que criou uma visão épica da galeguidade. Teria sido influenciado pela obra ossiânica do poeta escocês James Macpherson.
1. Biografia De origem fidalga, Eduardo Pondal ficou órfão de mãe ao ano de nascer. Desde 1844 estudou gramática latina na escola que dum parente clérigo em Vilela de Nemiña, Muxía, Galiza. Em 1848 instalou-se em Santiago de Compostela para cursar o segundo grau em Filosofia e, a seguir, a carreira de Medicina. De estudante freqüentou o Liceu de Santo Agostinho, onde havia tertúlias literárias, e revelou-se como poeta, com o seu íntimo amigo Aurélio Aguirre, numa ocasião que se fez célebre: o banquete de Conxo, do qual falam todos os historiadores da literatura galega. Este banquete foi organizado em 1856 pelos estudantes liberais em homenagem «ao terceiro estado», no qual fraternizaram operários e estudantes. Os brindes de Aguirre e de Pondal tiveram um sentido político muito avançado, e por eles processou-os a Audiência da Corunha.
Ao terminar a carreira em 1860 exerceu como médico da Armada Espanhola em Ferrol. Em 1861 fez oposições em Madrid ao corpo de Sanidade Militar, mas, após conseguir um posto na fábrica militar de Trubia (Astúrias), deixou o posto e abandonou de maneira definitiva a profissão médica. A 2 de Julho de 1861 celebraram-se na Corunha os primeiros Jogos Florais da Galiza, nos quais Pondal participou com A campana d’Anllóns, seu primeiro poema em galego que se publicou ao ano seguinte no Álbum de la Caridad.
Pondal apenas exerceu sua carreira. Retirou-se depressa à sua casa paterna e ali viveu, fazendo freqüentes viagens a Santiago de Compostela e à Corunha, onde concorria à livraria de Uxío Carré Aldao, chamada «a Cova Céltica», na qual mantinham um se ajuntavam Antonio Martínez Salazar, Manuel Murguía, Florencio Vaamonde, Evaristo Martelo Paumán, Manuel Lugrís Freire e outros. Ali acedeu através de Murguia aos poemas ossiánicos de James Macpherson. Pondal assumirá então o papel de «bardo» da nação galega, exercendo como guia e intérprete da rota a seguir.
Em 1877 saiu do prelo Rumores de los pinos, um conjunto de vinte e um poemas em galego e espanhol que servirá de base a Queixumes dos pinos (1886). Esta obra recupera da versão bilíngüe as composições em galego, inclui ainda alguns dos poemas em espanhol, agora traduzidos, e conhecerá diversas ampliações nas edições seguintes. «Os pinos», surgido das sucessivas reelaborações de «Rumores de los pinos», formará o hino galego, ao quual depois Pasqual Veiga lhe porá música.
A saudade de Pondal, poeta da liberdade, orienta-se para um passado que ele imaginava livre e independente, e que seu impulso lírico quer reconquistar. A poesia de Pondal propõe-se renovar a história. Como do passado céltico não ficam mais que vagos vestígios, Pondal esforça em adivinhá-lo, guiando-se pelos poemas de Ossian, por algumas citas de Lebor Gabála Érenn e pelas pesquisas de Murguia, e creia um mito fragmentar, distante da história, indeterminado, em redor de dois arquétipos: o Herói e o Bardo. Mas trata-se de um passado de grande beleza e de uma força de sugestão extraordinária.
Pondal, poeta oficial do movimento regionalista, encaminhará sua obra à recuperação da língua e da cultura galegas e à decidida defesa da liberdade do povo galego. Sua escrita, primariamente épica, irá à procura de mitos autóctones que chamem à coletividade galega para comprometê-la com o seu futuro. Ele vai cantar as gestas dos heróicos celtas galegos. É também um excelente cultivador da poesia lírica, recreando uma paisagem agreste inspirada nas terras de Bergantiños. Junto com a natureza, a mulher configurar-se-á como uma das chaves da sua produção lírica. No plano lingüístico, Pondal procurou a dignificação do idioma fugindo do estilo populista da época e incorporando diversos cultismos aristocratizantes no léxico e na sintaxe. O traço mais acusado da sua personalidade literária foi, sem dúvida, a clara consciência da dimensão artística da sua obra, o que o levou a revisar constantemente suas criações, mesmo as já publicadas. Neste sentido, não resulta estranho que de Os Eoas, um extenso poema épico baseado na descoberta do continente americano -do qual o autor só publicara um primeiro rascunho em 1858- não chegasse à imprensa na vida do próprio poeta (de fato, só foi publicado, finalmente, em 2005).Trata-se, não obstante, da obra que o próprio Pondal e seus correligionários consideravam como decisiva na sua carreira e ainda para a consolidação da própria literatura galega. atribuindo nela a Colombo uma origem galega -de acordo com as teses de García de la Riega, Constantino Horta…-, Pondal visava a universalizar Galiza e, ao tempo, o idioma galego numa gesta que superasse a prova dos séculos.
Eduardo Pondal faleceu na Corunha no hotel «La Luguesa» em 1917 e repousa desde então no cemitério de Santo Amaro.
2. Obra Poesía galega completa I. Queixumes dos pinos Poesía galega completa II. Poemas impressos Poesía galega completa III. Poemas Manuscritos Os Eoas (obra póstuma) Santiago, Sotelo Blanco, 2005 Estudos sobre Os Eoas, Santiago, Sotelo Blanco, 2005 Queixumes dos pinos (1886)
Alfredo Conde
A orixe de Cristóbal Colón
Onte lin O Codex 632, unha novela escrita polo portugués José Rodrigues dos Santos que, lóxicamente, se titula en español El Códice 632 e que acaba de ser publicada nestoutra nosa língoa por Roca Editorial. Coméntollo a vostedes por se lles vai o tema. A mín vaime moito. Trata da orixe de Cristóbal Colón.
Verbo desto eu sonlles dos que non ten nada claro, agás unha cousa: que Colón non era xenovés. Poderase argumentar o que se queira, facer toda canta afirmación se precise e recorrer a todo canto argumento de autoridade se estime oportuno, pero un señor que non escribe máis ca nove liñas en italiano durante toda a súa vida e, por se fora pouco, esas nove liñas, que ó millor foron quince, non o recordo con precisión, amosan un italiano, millor dito, un xenovés dezlenable dificilmente pode ser de nación xenovesa.
A novela vai deso, da orixe portuguesa de Colón, malia que Rodrígues dos Santos opte por non dar nome ningún dun concreto lugar do nacemento do navegante, acaso porque pense que dende Fisterra a Faro poidera ter nacido en calquer sitio, entre eles e probablemente o lugar de Porto Santo, en Poio, Pontevedra. Isto é o que a mín me gustaría, non sei por qué, quizais por respecto á verdade histórica, por debido e obrigado recoñecemento dunha realidade que deliberadamente se agachou.
Ser galego e xudeo naquel tempo era do piorciño que se podía ser neste mundo e o navegante non sería o primeiro nin o último dunha nómina deles que se viron na necesidade de agachar a súa orixe. Dito isto, a novela lese moi a gusto. Entre bromas e veras, entre realidade e ficción, entre o rigor histórico amosado e as concesións feitas á moda actual, esta moda feita de códices e templarios, de santos griais e sociedades secretas, a novela lese dunha sentada. Confeso que a mín o que me interesaba dela, máis ca súa estructura, o seu tempo e ritmo, o seu léxico ou outras zarandanghas das que adoito nos preocupan ós escritores, era a cuestión esta da orixe. Por iso a lin como a lin e agora se me antolla importante mesmo como libro, ó millor tanto como novela, que é algo que diferenciamos moi ben os que somos adictos á elas, ás novelas, e amamos os libros con paixón sempre renovada. En fin, que lles deixo noticia do Códice 632, do ben que o pasei lendo esta novela que fala del e, de paso, déixolles tamén noticia da súa aparición a todos aqueles que queiran soñar cun tempo e cun descobridor galego de nación, xudeo de condición e clandestino cidadán nun mundo adverso.
Artículo en el correo gallego
Cincocentos anos cara atrás
ALFREDO CONDE
Este ano hai cincocentos dende que se nos morreu Colón, Don Cristóbal. Se un ben o pensa, non hai nada. Cando naceu Norman Vaughan, o derradeiro explorador do xeo, o amo do can chamado Spirit,… O vello centenario que morreu o víspera de noiteboa, so había catrocentos que morrera Colón. Se un o segue a pensar, os avós de Vaughan só distaban dous centos da efemeride. Pois así todo. Os máis de nós podemos falar con bastante exactitude dos aconteceres familiares de hai douscentos anos. A memoria colectiva de hai douscentos anos pode facer o mesmo. E podemos lela.
Contaba sempre o finado de Carlos Casares como un seu avó fora ver unha batalla que os portugueses viñeran celebrar alí por Xinzo da Limia, por onde a lagoa de Antela, nunha chaira que alí hai rodeada de outeiros enriba dos que, as xentes das aldeas, se sentaron a contemplar o espectáculo mentres comían empanadas e bebían viños que, se non eran moi xeneroso eles, si o eran os grolos que lles aplicaron. Pasárono pipa. Mortos á parte.
Cando eu era rapaz a xente de Poio, aínda falaba da Casa do Almirante, da Casa dos Colón, alí no Porto Santo, a carón mesmo de Pontevedra, logo de atravesar a única ponte do mundo que a Poio só por un lado, disimúlenme o chistiño. Morréusenos Colón, dicíalles. En Valladolid, seica. Morreu logo de non ter escritas moitas máis alá de nove liñas en italiano, en toda a súa vida, pero nun italiano de Dio-lo vexa; é dicir, ruín e impropio dun nativo. E de escrebir tamén nun castelán que seica era o propio dun galego disposto a agachar a súa condición de tal; condición que seica se lle implicaba coa de xudeu, meu santiño!
¿Quero dicir, quero retomar con isto a vella teima de que Colón fora galego? Nin se me ocorre. En principio, tanto me ten que o fora como que non. A non ser que, de ser así, iso quixera dicir algunhas cousas máis deste paisiño noso; tan ignorado que ata nós descoñecemos todo o que lle atinxe. ¿Qué cousas? Pois por exemplo a existencia naquel entón dunha tecnoloxía quen de construir a Santa María na Moureira pontevedresa, ou sexa a equivalente á da NASA e, coma ela, con capacidade de aportar tripulación. ¿Se imaxinan? Somos un país que pode soñar o seu pasado. Vai sendo moito horas de que nos obriguemos a estudialo. Como fan os demais, o mesmiño, sen medos nen prexuicios ningúns, nin máis ca nadie, nin menos ca ninguén. Con cincocentos anos de retraso. ¡Pero cun ánimo…!
ac@alfredoconde.com
Carlos Brandt
Carlos Brandt nació en miranda, Venezuela el 11 de octubre de 1.875, su padre era un exportador de café, a los 14 años fue enviado a Alemania y a los 19 regresa a Venezuela habiendo recorrido además Francia, aficionado a la lectura, a los 25 años se atreve a enviarle una carta a León Tolstoi, del cual le agradaba mucho leer, este le contesta y desde ese momento se inicia un intercambio de correspondencias, el mismo Tolstoi le pide que traduzca su obra, “serias consideraciones sobre el estado y la iglesia” y más aún que le escriba un prologo, el libro se publicó en 1.901, a los 29 años Brandt publica su primer libro, “la belleza de la mujer” la lista sigue hasta 30 títulos.
Producto de la dictadura de Gómez, Brandt fue a la cárcel, y posteriormente al exilio, los cuales le llevó a vivir junto a su esposa en España, Italia, Bélgica, Holanda y los Estados Unidos finalmente, la estadía en Europa le permitió conocer y estudiar la historia de Cristóbal Colón, tiempo después, a sus 49 años en su libro “misterioso almirante” se atrevería a decir que Colón no se llamaba como tal.
Brandt mantenía la tesis de que Colón lo que realmente pretendía cuando comenzó su viaje, era dar la vuelta al mundo, para la época la ley la dictaba la inquicisión, entonces Colón decía: “busco por el oeste una nueva ruta hacia el este” y esa ruta precisamente significaba tanto como dar la vuelta al mundo, ingenioso subterfugio para decir la verdad, y el hecho es algo simple. A los reyes le dirá que va a conquistar grandes territorios orientales para la corona de Castilla; al tren gubernamental le dirá que va en busca de oro; al clero que va a propagar el cristianismo; a la banca, que va en busca de una nueva y más corta ruta hacia la india.
Otra de los misterios sobre Colón era su nombre, Brandt de manera muy jocosa decía: lo que sí se es que no se llamaba, Colón, ni Colonus ni mucho menos Colombo. En la biografía de Colón hecha por su hijo don Fernando, declaró que esos tres nombres eran seudónimos, pero si se mira un poco en los registros, Colón nunca firmó con ninguno de ellos, ni los empleó como seudónimos, de hecho Colón firmaba S.A.S seguidas de X.M.Y nunca se llegó a comprender es significado de esas letras y según Brandt no hay esperanzas de que jamás se llegue a descifrar.
Por último Brandt difería sobre la nacionalidad y exponía un hecho para explicarla.
Magallanes, Americo y otros navegantes extranjeros se tuvieron que nacionalizar españoles para obtener el respetado titulo de Piloto Mayor, sin embargo a Colón no se le exigió ese requisito cuando lo nombraron nada menos que Virrey y Almirante Mayor de la Mar Océano, y según se cuenta, esos nombramientos se le dieron antes del descubrimiento (personalmente este hecho no lo pude corroborar)
Carlos Brnadt murió el 27 de febrero de 1.964 y saliéndome del tema de Colón, en una entrevista hecha el 28 de agosto de 1.949 decía esto:
La sinfonía Heroica de Beethoven fue dedicada primero a Napoleón y luego…tengo fundadas razones para pensar que cuando el genial compositor se decepcionó del Emperador, se la dedicó a Simón Bolívar. Aún no lo puedo asegurar, pero ya sé a donde ir en Europa para conseguir la confirmación.
Carlos de Vilanova: La Clave de Cristóbal Colón
“La historia oficial no aceptará que Colón era Pedro Madruga”
redacción > ferrol
Procedente del mundo de la sanidad, Carlos de Vilanova (Vedra, 1961) inició hace un par de años una actividad que pasa por la escritura y la edición. Así, creó en Narón la editorial Oeral que alterna temática médica, esotérica y educativa con la investigación histórica. Su último trabajo traerá no poca polémica, “La clave de Cristóbal Colón (El noble gallego que descubrió América)”. Ayer lo presentó en la Galería Sargadelos, hoy lo volverá a hacer en el mismo lugar a las 19.00 horas y el domingo estará también en la Feria del Libro del Cantón.
En su última aportación, Carlos de Vilanova sintetiza la literatura existente sobre el tema, aportando abundantes datos y bibliografía, para sostener que no solo Colón era gallego, sino que era el noble Pedro Álvarez de Soutomaior, Pedro Madruga.
“Hace dos años que trabajo en este libro, pero el tema me interesa desde hace 30 años –comenta Vilanova–. Todo comenzó a partir de 1898 con los estudios de Celso García de la Riega que desmontaban el mito del origen genovés de Colón. Tras la Guerra Civil esta tesis es olvidada y aparecen nuevos orígenes del almirante, que si catalán, que si portugués, etc. Pero en 1991 el investigador italogalaico Alfonso Philippot estudia el árbol genealógico de Pedro Madruga y descubre que tras cambiar de identidad en su exilio portugués, este noble rebelde era en realidad Cristóbal Colón. En este libro incluyo todas las pruebas al respecto que no dejan lugar a dudas. No existe debate posible ya que los datos son abrumadores. De hecho hay un grupo de trabajo en Pontevedra que sigue aportando información sobre el origen real de Colón”.
Gallego universal > Respecto de la posición de la historiografía oficial, Carlos de Vilanova tiene claro lo que va a suceder: “Un dogma es difícil de mover, y tengo claro que ellos no van a aceptar esta tesis. Pero nosotros haremos todo lo posible para difundirla. De hecho estamos preparando un cómic para hacer llegar la historia de una forma más directa y para todos los públicos. Me gustaría que saliese en gallego, pero ya veremos”. En cuanto a la importancia de reivindicar el origen gallego de Colón, para Vilanova es claro: “Colón ha sido no solo el gallego, sino el español más universal. El mundo moderno comienza con el y un navegante de esa dimensión solo podría ser o portugués o gallego. En cualquier caso su origen es un patrimonio del que los gallegos deberíamos estar orgullosos”.