[Datos biográficos y bibliográficos de Carlos Fernández Santander]
UNA POLÉMICA QUE SE REAVIVA
¿Era Colón gallego?
Cristobal Colón fue un personaje misterioso. Aunque en 1498 el descubridor de América escribió en referencia a Génova: «De ella salí y en ella nací», lo cierto es que no hablaba italiano y casi ni lo chapurreaba. De hecho, las referencias sobre su origen genovés son escasas.
Las claves de una sospecha Colón y Pedro Madruga, la misma persona
(Carlos Fernández)
El Colón que se presentó ante los Reyes Católicos era un personaje de habla y maneras portuguesas, muy parecidas a las gallegas. Otro dato propicio a esta tesis es la participación de Galicia en el descubrimiento, tanto en embarcaciones, caso de La gallega, como en tripulantes.
El pontevedrés Celso García de la Riega rompería el fuego con una conferencia pronunciada en 1898 en la Sociedad Geográfica de Madrid, donde daba a conocer unos documentos de los siglos XV y XVI en los que se citaban varios miembros de una familia de mareantes pontevedreses que se apellidaban de Colón. A partir de esta documentación, el conferenciante preparó un libro que se publicó con el título de Colón español.
No habían pasado dos meses de la publicación del libro cuando De la Riega falleció y al poco tiempo Serrano Sanz denunciaba que los documentos estaban manipulados. En 1917, el sacerdote Oviedo de Arce efectuó un informe en donde se reafirmaba en lo anterior.
Muchos años después, en 1964, la profesora Rodríguez Solano, rehabilitaría a De la Riega con la publicación de un trabajo, parte del cual viene hoy inserto en la voz Colón en la Gran Enciclopedia Gallega. Tras decir que una investigación exhaustiva permitía efectuar un estudio completo, señalaba que se habían encontrado importantes errores en la critica realizada a De la Riega por Serrano, Oviedo de Arce y otros. Resumía su análisis diciendo que no existía falsificación en los documentos de Pontevedra.
Uno de los libros más citados pero menos leído en la polémica del Colón gallego fue el publicado en 1923 en La Habana por Enrique Zas bajo el título de Galicia, patria de Colón.
Zas era al principio contrario a las tesis del Colón gallego, pero rectificó –lo dice en el prólogo– «ante la persuasión y el convencimiento». Comenzaba citando las palabras gallegas que aparecían en el diario del navegante: «Toniñas, garjao, pardelas, matóse, escaramojos, pardetas, forcado, a la corda…..» para seguir con los bautizos geográficos y las similitudes de algunos con los existentes en Galicia, por ejemplo: Mar de Santo Tomé en Santo Domingo con Santo Tomé del Mar en Cambados.
Criticaba Zas la leyenda del Colón genovés del italiano Casoni, remarcando que Colón en aquel tiempo era desconocido en Italia y que él, a su vez, ni hablaba el italiano, a pesar de que se dice que allí estuvo hasta los 24 años, no coincidiendo ni una sola fecha con lo que el mismo escribió sobre sus años de experiencia marinera, pues según aquellas debió de salir a navegar a los 12 años. En el capítulo II califica de apócrifo el testamento de Colón y lo que ha dado en llamarse codicilio, considerando como válido el de 1 de abril de 1502. Pruebas grafológicas y arqueológicas, estudio del linaje de los Colón gallegos, los protectores del Descubridor, estudio de que la tripulación de la primera Gallega (la Santa María) era de aquí, aseveración de que Juan de la Cosa era gallego, son algunos de los temas que trata.
Sigue la polémica
Ya instaurada en España la dictadura de Primo de Rivera, siguieron las publicaciones divergentes, el nombramiento de comisiones investigadoras, etc. En Italia, Mussolini patrocinaba el libro Cristóforo Colombo, citta de Genova (1929), del profesor Monleone, donde se ratificaba una anterior obra de finales del siglo XIX (con motivo del cuarto centenario) conocida como «La Racolta» y donde se establecía que Cristóforo Colombo, hijo de un lanero genovés, era el descubridor de América.
Para que no faltase nada se hizo hasta una película que, titulada Pontevedra, cuna de Colón, fue proyectada en el Teatro Principal de Pontevedra en 1927. Era su autor el fotógrafo Enrique Barreiro y fue una de las primeras películas de color españolas.
Ya durante la República, Pedro Izquierdo Corral publicaría en A Coruña un nuevo alegato: Cristobal Colón, español por Galicia y gallego por Pontevedra. Hay que añadir, también, que a lo largo de este primer tercio del siglo XX dieron su apoyo a las tesis del Colón gallego personajes como Ramón Cabanillas, Castelao, Eduardo Pondal, la condesa de Pardo Bazán, Alfonso del Busto, Angel Bonilla, Leopoldo Eijo y Garay, Suarez Picallo…
Las claves de una sospecha
(Carlos Fernández)
En 1961, la Editorial Citania de Buenos Aires publicó La cuna gallega de Cristobal Colón, de José Mosqueira Manso. Nacido en Ponteceso en 1886, capitán de la Marina Civil y de la reserva Naval, oceanógrafo e ictiólogo, de ideas republicanas, se exilió tras la guerra española del 36, trabajando en la República Dominicana y Venezuela como técnico pesquero del Ministerio de Agricultura.
Mosqueira estaba convencido del origen gallego de Colón. Tras citar todos los documentos descubiertos por García de la Riega, hacía numerosas consideraciones, entre ellas:
1 Si Colón fuese genovés resultaría absurdo y hasta contraproducente el ocultar su verdadero nombre Colombo, ya que en aquella época estaban considerados los genoveses como los mejores cartógrafos y oceanógrafos de Europa. En cambio, si dijera que era gallego y judío se le hubiesen cerrado todas las puertas.
2 Según sus biógrafos, Colón nació en Génova en 1451 y hasta los 23 años ayudó a sus padres en su oficio de lanero (o sea, hasta 1474). Sin
embargo, en su Diario, escribe en la bahía de Santo Domingo: «Yo he navegado 23 años en la mar, sin salir de ella tiempo que se haya de contar». Pues bien, si en 1484 entró en España procedente de Portugal y si hasta 1492 no volvió a salir a la mar, entonces esos 23 años «sin salir de ella tiempo que se haya de contar» hay que restárselos a 1484 para conocer la fecha en que empezó a navegar: el 1461. Luego no pudo estar en Génova en el taller de lanero de su padre hasta 1474. Luego tales Colones –deduce Mosqueira– son dos personas distintas o bien no dice la verdad, como tampoco la dice cuando señala en su testamento que nació en Génova.
3 Otra disconformidad de fechas: el almirante declaró en 1505 que había vivido catorce años en Portugal. Si el Colón de los biógrafos genovistas entró por primera vez en Portugal en 1476 «agarrado a un remo» después del combate de cabo San Vicente, abandonando ese país en 1484 para entrar por «primera vez» en España ¿Cuántos años le corresponden de estadía en Portugal? Si las matemáticas no mienten, sólo ocho. Entonces ese Colón genovés no es el Colón gallego que entró en Portugal en 1470.
4 ¿Por qué el almirante no ha bautizado siquiera una sola nave de sus cuatro flotas con los nombres de La genovesa o La savonesa y si ha bautizado a tres de ellas como La gallega, esto es, la de sobrenombre Santa María del primer viaje, otra en el segundo, naufragada en la costa norte de Santo Domingo en 1495; y otra que participó en el cuarto viaje y fue abandonada en Panamá en abril de 1503?
5 ¿Por qué Colón no hizo con La niña lo mismo que hizo Pinzón con La pinta y arribó a Lisboa, puerto de muy dificil acceso en invierno por su barra, en vez de a Bayona? Porque tenía miedo a ser reconocido por sus paisanos pontevedreses.
Colón y Pedro Madruga, la misma persona
(Carlos Fernández)
En 1942, el historiador Ramón Menéndez Pidal, que era coruñés de nacimiento, escribió La lengua de Colón, publicada en el Boletín Hispánico y luego en la colección Austral de Espasa, en donde se manifestó en contra de las tesis del Colón pontevedrés y atribuyó todas las palabras de origen gallego empleadas por el descubridor a derivaciones del portugués, propias de quien ha permanecido tanto tiempo en dicho país y ha olvidado hasta el idioma propio, el italiano claro.
A Menéndez Pidal le contestó, bastantes años después, Francisco Romero de Lema, con La lengua de Cristobal Colón, publicado en A Coruña por Moret en 1969.
Pero el no va más de las teorías colón–galleguianas tiene por protagonista a Alfonso Philippot, un vigués, capitán de la Marina Civil, que en 1991 editó su obra La identidad de Cristobal Colón, voluminoso texto de 660 páginas, donde aparte insertar numerosa documentación sobre el tema, llega a la sorpredente conclusión de que Cristobal Colón y Pedro Madruga eran la misma persona.
Philippot, que además es de ascendencia italiana, parte del convencimiento de que Cristobal Colón era de una familia noble, por lo que observando los árboles genealógicos de la familia Sotomayor y Colón (la gallega, obviamente) llega a tal conclusión. A mayor abundamiento señala que sale del puerto de Palos porque allí es señor el conde Cifuentes, Juan de Silva y Tenorio, primo de Pedro Madruga; que el rey de Portugal le llama en anterior carta «mi especial amigo»; que Colón al poner cinco anclas en su escudo, dijo que él «no era el primer almirante de su familia» (cada escudo significa un almirante) y la única familia gallega que contaba con cinco marinos de tal graduación en su linaje era la Sotomayor.
Para Philippot, hombre que habla con gran convencimiento, la cuestión no ofrece dudas: Cristobal Colón era Pedro Madruga, hijo natural del conde de Sotomayor y de una Colón que, tras su enfrentamiento con los Reyes Católicos, adopta su identidad primitiva, constituyendo el ocultamiento de su personalidad una razón de Estado.