Todo cnanto se escriba acerca de la llamada tcoifa de «Colón, gallego», habrá, de referirse Indefectiblemente al Ilustre historiador D. Celso García de la Riega, benemérito pontevedrés que dedicó los mejores años de su vida ai1 esclarecimiento Me tan interesante problema histórico. A él dedicamos esta pá-gliia, y por extensión a Colón. Don José Rodríguez Carraddo, Rector que fue de la Universidad Central, en carta que dirigió ni señor Ramón Marcóte c»n fecha 21 de Septiembre de 1920 y acusándole recibo del libro–‘,Colón ponte-vedrés», con referencia a tan sugestivo tema, !e expresa concretamente, lo que sigue:
José Ramón Fontán González .- Abogado, columnista del FARO DE VIGO. Investigador sobre el origen gallego de Colón. Basado en los trabajos del lucense Antón Fernández y Fernández pública en vigo en 1985 la obra más voluminosa en defensa de la gallegueidad de Colón: «DON CRISTÓBAL COLÓN SÚBDITO DE DOÑA ISABEL I DE CASTILLA Y GALLEGO DE NACIÓN».
¿DUEL EL v CENTENARIO?
Por JOSÉ R. FONTAN GONZÁLEZ
Nada más ser anunciada la celebración del V Centenario del Descubrimiento parece que se desa-Ean, no ya las críticas, sino las verdaderas persecuciones a la obra y a la persona de Cristóbal Colón, sin oividar el recrudecimiento de la Leyenda Negra antiespañola.
En tres direcciones se establecen tales críticas: la primera con las pretendidas expediciones precolombinas de vikingos, templarios y demás pretendidos predecesores de la gesta coloniana; la segunda por la raza del descubridor; y la tercera por el pretendido daño que a los indígenas ha causado la civilización europea, Nadie puede negar la existencia de culturas indígenas como la Azteca, la Maya y ia Incaica, entre otras de menor ente. Tampoco se debe negar, en rotundo, la posibilidad de que los antes aludidos hayan podido llegar a lo que hoy se llama el Continente Americano y yo soy de los que creo que el propio Cristóbal Colón ya había tocado Groenlandia y el hoy llamado Canadá.
Con respecto a todo ello cumple recordar que tales conquistas, de haber existido, fueron tan interesadas como efímeras y sin que tuvieran una clara repercusión en Europa aún admitiendo, solo a efectos polémicos, teorías como la de Jacques de Mahicu en su obra, y muy especialmente en «Colón llegó después», que parece editada el pasado año al solo objeto de minorar la valia del Descubrimiento hecho para España y por españoles, cualesquiera haya sido su condición.
Como siempre, las conclusiones llegan a ser tan paladinas como la de que Don Cristóbal robó, en la Corte Portuguesa, el pretendido Mapa de Dieppe. Si así fuera, constituiría un claro insulto para los Monarcas Portugueses tan destacados en los descubrimientos por no aprovechar tales conocimientos para ocupar directamente lo que hoy llamamos Brasil. Grave injuria para Dom Dinis -protector de Templarios-basta Don Juan II. Y no puedo extenderme en más consideraciones para un trabajo necesari amenté breve como el presente. Solo añadir que gran parte de las alegaciones están basadas en determinada existencia de cruces y símbolos que también pudieran ser simples adornos y recipientes de otra índole diferente a la que se intenta compararlos. Con respecto al origen judio de Cristóbal Colón huelga decir que parece mentira la importancia que se le quiere dar a tal extremo, entre otros por españoles como Salvador de Madariaga cuya vasta cultura debiera haber hecho que conociera la verdadera historia de los judíos en España y particularmente en su Galicia natal. No creo que a nadie le resulte sospechoso Simón Wiesenthal quien en «Operación Nuevo Mundo. La misión secreta de Cristóbal Colón11 nos da una clarísima visión de las mezclas de raza, conservando ó no la religión primitiva y las relaciones entre la más alta nobleza española y los descendientes de los hijos de Sión. El Cardenal Mendoza también lo subraya y basta recordar que el propio abuelo materno de Femando V de Castilla y II de Aragón, provenia de judíos conversos. Tampoco debe olvidarse que los primeros Inquisidores: Torquemada y Diego de Deza, llevaban en sus venas sangre judia y, como no hay peor cuña que la de la misma madera, así llevaron a ultranza la persecución de quienes insistían secretamente en sus usos y creencias que dieron lugar a lo que todos sabemos.
Si Cristóbal Colón llevaba en sus venas sangre de esa raza, muy bien lo disimulaba «rezando el Oficio como un profeso» y en todos sus escritos respecto, entre otras cosas de la Conquista de Jerusalen. A lo peor Don Simón entiende que esta también era una misión secreta.
Claro está que al parccr ninguno de ellos manejó la obra de José Ramón Onega «Los judíos en el reino de Galicia» con lo que mejor pudieran entender a un gallego descendiente, por una u otra rama, de judíos conversos.
Fácil sería también refutar la obra de Mascarenhas Barreto en tres sentidos; sus tremendos errores genealógicos y heráldicos; los de raza y el servicio secreto de Cristóbal Colón que, para mf si a alguien lo prestó, fue a los Reyes Católicos durante la Conquista de Granada y para control de movimientos de Escuadras sarracenas, Por último la campaña de los llamados ecologistas que resucitan la Leyenda Negra y que parecen no haber saludado siquiera a las Leyes de Indias que, como españolas, estaban tan bien realizadas como incumplidas, lo cual denunció Fray Bartolomé de las Casas.
Parecen ignorar que todavía hoy nuestros misioneros tratan de paliar la condición de algunos indígenas y estos superdernócratas quieren olvidar la dictadura de caciques y reyezuelos indígenas.
Tampoco se dignan comparar la civilización cristiana de España y Portugal en todas sus conquistas con la siguiente mezcla de razas y que no tienen comparación con las de otros pueblos; y sino un vistazo al actual África negra ó a los pueblos caucásicos que siguen luchando por su ideosincrasia les convencería. Toda la verdad es que Cristóbal Colón había preparado su Empresa de Indias con todo detenimiento y unos conocimientos muy superiores a los comunes de su época. El iba a por el oro y por las especies. Si se añadió la labor espiritual que quizá le sirvió para convencer a la Reina Católica, no debemos olvidar que en la primera expedición no iba un solo sacerdote y el «oficiante» parecía ser el propio Colón.
Consiguió su objetivo y luego los hechos y las ambiciones quizá vinieron a deformar lo que unos y otros se había propuesto. Y lo que más me llama la atención es el desprecio que respecto de las costumbres y usos en aquellos tiempos y en aquellos lugares tienen, no digo ya lo que casi lodo lo ignoran, sino también algunos de los propios historiadores. Recomendaría la lectura de Washington Irving y Alejandro Humboldt, que tanto lo critican.
Elegido secretario después de la conferencia del Médico Rodríguez en Pontevedra en noviembre de 1919.
El comité directivo de Pontevedra designado después de la conferencia pronunciada por el doctor Rodríguez Martínez, «colón español», quedó constituido de la siguiente manera: Presidente, don Vicente Riestra Calderón; vicepresidente, don Prudencio Otero Sánchez y alcalde de Pontevedra; secretarios, don Isidoro Millán y don Juan Bautista Andrade; contador, don José Otero Búa, tesorero, don Santiago Riestra Calderón; vocales, don Agustín Sobrino, don Valentín Villanueva, Don Perfecto Feijoo Poncet, directores de los Establecimientos docentes presidentes del Casio y Artesanos, y directores de «Diario de Pontevedra» y el Progreso.
José María Mosqueira Manso .- (Cosme, La Coruña 1886 – Caracas 1968). Capitán de la Marina Mercante, oceanógrafo e ictiólogo. Realizó investigaciones durante varios años en el río Orinoco sobre su fauna acuática de las cuales hizo algunas publicaciones. Debido a sus apreciaciones geográficas como marino y en base al trabajo de La Riega, publicó en Buenos Aires (1961) «LA CUNA GALLEGA DE CRISTÓBAL COLÓN».
En 1961, la Editorial Citania de Buenos Aires publicó La cuna gallega de Cristóbal Colón, de José Mosqueira Manso. Nacido en Ponteceso en 1886, capitán de la Marina Civil y de la reserva Naval, oceanógrafo e ictiólogo, de ideas republicanas, se exilió tras la guerra española del 36, trabajando en la República Dominicana y Venezuela como técnico pesquero del Ministerio de Agricultura.
Mosqueira estaba convencido del origen gallego de Colón. Tras citar todos los documentos descubiertos por García de la Riega, hacía numerosas consideraciones, entre ellas:
1.- Si Colón fuese genovés resultaría absurdo y hasta contraproducente el ocultar su verdadero nombre Colombo, ya que en aquella época estaban considerados los genoveses como los mejores cartógrafos y oceanógrafos de Europa. En cambio, si dijera que era gallego y judío se le hubiesen cerrado todas las puertas.
2.- Según sus biógrafos, Colón nació en Génova en 1451 y hasta los 23 años ayudó a sus padres en su oficio de lanero (o sea, hasta 1474). Sin embargo, en su Diario, escribe en la bahía de Santo Domingo: «Yo he navegado 23 años en la mar, sin salir de ella tiempo que se haya de contar». Pues bien, si en 1484 entró en España procedente de Portugal y si hasta 1492 no volvió a salir a la mar, entonces esos 23 años «sin salir de ella tiempo que se haya de contar» hay que restárselos a 1484 para conocer la fecha en que empezó a navegar: el 1461. Luego no pudo estar en Génova en el taller de lanero de su padre hasta 1474. Luego tales Colones deduce Mosqueira son dos personas distintas o bien no dice la verdad, como tampoco la dice cuando señala en su testamento que nació en Génova.
3.- Otra disconformidad de fechas: el Almirante declaró en 1505 que había vivido catorce años en Portugal. Si el Colón de los biógrafos genovistas entró por primera vez en Portugal en 1476 «agarrado a un remo» después del combate de Cabo San Vicente, abandonando ese país en 1484 para entrar por «primera vez» en España ¿Cuántos años le corresponden de estadía en Portugal? Si las matemáticas no mienten, sólo ocho. Entonces ese Colón genovés no es el Colón gallego que entró en Portugal en 1470.
4.- ¿Por qué el Almirante no ha bautizado siquiera una sola nave de sus cuatro flotas con los nombres de La genovesa o La savonesa y sí ha bautizado a tres de ellas como La gallega, esto es, la de sobrenombre Santa María del primer viaje, otra en el segundo, naufragada en la costa norte de Santo Domingo en 1495; y otra que participó en el cuarto viaje y fue abandonada en Panamá en abril de 1503?
5.- ¿Por qué Colón no hizo con La niña lo mismo que hizo Pinzón con La pinta y arribó a Lisboa, puerto de muy dificil acceso en invierno por su barra, en vez de a Bayona? Porque tenía miedo a ser reconocido por sus paisanos pontevedreses.
Por José María Mosqueira Manso (Vasconia Industrial y Pesquera, 1927).
A pescada, canto máis ao Sul, máis pequena e menos branca é. Acontece con frecuéncia nas praias africanas comprendidas de Cabo Sim a Cabo Verde (non sei de troles españois que baixasen desa latitude), ao atopar cantidades grandes de pescada cunha cor tan negra, que xa a coñecen co nome de pescada negra. Ademáis a súa carne é máis mol, e perde diáriamente, despois de pescada, unha cantidade importante de peso. Gostariame saber o por que adquire esa cor, (igual acontece co pargo). Semella como se gardase relación coa cor da raza humana, pasando a cor dsta, de loura nos paises do Norte á negra dos trópicos.
Fixandose na súa forma e ollos, fai subpor non baixen a profundidades superiores a 6oo brazas; agora ben, que muda contínuamente de lugar o estamos a comprobar acotío, pois onde hoxe se pescaron 8oo pescadas, ao seguinte día só se pescan 20 ou 30. Isto obedecerá a que os caladoiros máis castigados polos aparellos de arrastre, estarán pelados de toda vexetación, mesmo das súas raíces, e andarán en bandadas buscando os seus prados. Estamola a obrigar a converterse , de espécie sedentaria, en especie nómada. Observase ao atopar un caladoiro virxe, que se abarrota un barco de pescado ás poucas largaduras. Por que se atopan en grande abondancia nestes, e hai uns tres ou catro anos se pescaban nos caladoiros dos 25° e 26° latitude 13.000 ou 15.000 pescadas en tres ou catro días, e hoxe somente cantidades insignificantes? Se emigrasen a maiores profundidades, igualmente o farian naquela época nestes e hoxe nos primeiros. Non colle dúbida; andan desorientadas buscando fondos povoados de vexetación onde atopar o seu pasto e sítios de desove, mesmo de esparcemento. Gostanos ao home e animais terrestres lugares limpos de toda vexetación? Non; procuramos fuxir deles.
Seria moi convinte dividir en parcelas os caladoiros da pescada actúalmente en explotación polos pescadores españois. Nos caladoiros existintes nas costas galegas, a excepción da Praia nova, podese largar en todo tempo ao arrastre, debido a que estes caladoiros de fondo limpo, forman caleixóns reducidos entre fondos de pedra, manchóns ou pedras soltas e pozos como o de Finisterre, sendo preciso guiarse por marcacións a pontos da costa para non ficar sen os aparellos. Semella como se a Natureza nos quixese favorecer aos galegos, pondo unha limitación ao emprego de tales artes que destrúen ou asolan os fondos aplacerados, como acontece nas praias africanas; e á beira de ditos caleixóns, nas fragosidades do fondo, podan reproducirse as especies.
Desde Ribadeo a Cabo San Vicente, somente a un caladoiro podíaselle tocar; ao da dita Praia nova, sitúado a unhas 20 millas ao N.O. ¼ N. de Cabo Prior; aquí non sería factíbel a división, pero si limitar datas para o emprego do bou, aínda que permitir en todo tempo a pesca con «liña» e palangre. En cambio, aos caladoiros coñecidos e comprendidos entre Cabo Espartel e Cabo Branco do Sul, sería de necesidade, e canto máis antes mellor, dividír as en tales parcelas; pois a maioría, a excepción de catro ou cinco, son de praia moi limpa, debendo actúalmente atoparse todas elas cos seus fondos tan pelados, coma un prado despois de ben segada a súa erva; e aínda peor, como se despois se lle pasase o arado; asi é que as poucas pescadas que hoxe se pescan neles, serán as que van de paso en procura de prados submariños. Teño un estudo formado encanto a tales divisións se refere, pero teño a seguranza de que os patróns de pesca disentirían delas, xa que entre eles os hai que teñen os seus caladoiros favoritos e únicos, e quitálos deles, sería matálos.
Como digo antes, é verdadeiramente moi necesário, e canto antes mellor, o demarcar tales parcelas, ditando ordes severas para o seu bo cumprimento e castigando con man dura aos infractores. Para iso, cómpre contar cun bo servizo de vixiláncia e policia de pesca, que asemade servise para obter dados estatísticos de pesca que merezan crédito e facer observacións práticas e científicas que sirvan para lexislar con acerto.
Para efectúar tales divisións dos caladoiros, presentase un inconvinte e é: que os portugueses tamén pescan de Cabo Sim para o Sul.
Outra das cousas que debía limitarse nas pescas do arrastre, sería a velocidade a que debían navegar os troles (esquecemonos das parellas?) cos seus aparellos longos; non debia de permitirselles navegar a velocidades maiores de dúas millas e media ou tres menos cuarto; coido sería moi práctico, toda vez que se pescaría a mesma cantidade de pescada, ollomol, pescadilla, etc., e en cambio terían máis probabilidades de fuxir por entre as súas mallas a pescadilla-cría e demáis peixes rapaces, toda vez que a menor velocidade, menor peche de mallas; mesmo que as súas portas non se enterrarían tanto nos fondos (isto é o importante), sendo o efecto destructor de parte e xermes moito menor. Patróns de pesca hai, que sen máis discernimento que o seu capricho e ignoráncia (non procuro ofendélos ), ordenan dar velocidades grandes, sen ter en conta que entón as portas se distancian máis, chegando a unirse ambos «burlones», ficando por conseguinte a boca do aparello pechada, asolando ao mesmo tempo os fondos. Estas verdades comprobanse acotío con só ver, que de varios troles que se atopan rastreando nun mesmo caladoiro, hai diferenzas moi grandes na cantidade de pesca obtida no mesmo tempo por cada un dos diferentes patróns. Por que os tres patróns de pesca, ao meu xuízo mellores, chamados Francisco Barral, Benito Vidal e Antonio Santiago “bakú”, embarcados actualmente nos troles «Paco», «Cantábrica n.° II» e «Cantábrica n.° I», respectivamente, nunca fracasaron, dando ao fin de cada ano un rendemento de pesca moi superior aos demáis? Porque estudan, observan, tomaron notas útiles, e hoxe teñen pleno coñecemento do seu ofício.
O primeiro que debe procurar todo patrón de pesca, é o de contar con dous homes moi práticos na maquiniña para filar os dous cabos durante a faena de “argar”, despois moito tacto no goberno do buque para evitar que aparello ou cabos toquen á hélice, e finalmente saber o número de «marcas» exactas (non ao que resulte) de cabo que filar, segundo a profundidade, calidade do fondo e marcha do buque (graduar ben ésta, é factor importantísimo). Despois de contar cos dous homes e coñecementos expostos, é preciso que, tanto a bita como a regala de popa da banda en que van os cabos, sexan o seu asento e apoio respectivamente durante o tempo que se empregue no arrastre, mesmo comer alá para que en todo momento saiba se o aparello está en moita ou pouca profundidade, se toca ou non en rocha, coral, pedras soltas, etc., ou embarra en lama. Cando se larga na maioría das praias africanas e se calan bóias (son precisas debidas ás correntes que alá se senten, e en varias direccións, en todo tempo), entón é innecesario extremar tanto a atención apuntada, a causa de que esa maioria de praias son “aplaceradas” e de area. As «corridas» adoitan ser curtas, navegando a rumbos opostos e tomando a bóia (se se longa ou tende unha soa) como punto de partida e chegada. E dicer, para ser bo patrón de pesca, é preciso, ante todo, reunir as dúas cualidades seguintes: actividade e moito amor propio. Estas dúas indispensabeis cousas, fan á «longa» a «sorte» que chaman moitos; ademáis, os que posúan esas dúas cualidades citadas, nunca achacarán ao chegar a porto sen pescado, aquela inobre desculpa «que o maquinista non me deu a máquina que lle pedin», «que o capitán ou patrón de costa non me acertou co caladoiro que lle indiquei», etc., etc. Hai un sinnumero de patróns de pesca, pero… deixemos correr a «bola»; a maioria dos fracasos son dos armadores. Seguramente que haberá caladoiros virxes cercanos aos actúalmente en explotación, pero temen ao descoñecido. (Oh! e o 4%?) Hai pouco máis dun ano, indiqueille ao patrón de pesca do buque que entón eu mandaba, se querÍa probar nun caladoiro de curta extensión, e próximo ao que estabamos a rastrear, no que confiaba faríamos boa «marca»; contestoume que si iría, pero temía que non acertásemos con el, pois xa lle acontecera a un parente seu, tamén patrón de pesca. Fixenlle a observación, de que se non o atopábamos, me fixese responsábel ante o armador. Non fomos.
Acabemos por hoxe coa indicación dos caladoiros seguintes, deixando aínda vários para outro artigo. Nalgúns dos caladoiros anotados a continuación, poden seguirse outras derrotas, guiandose tamén por marcacións e enfilacións á costa, pero sempre son próximas unhas a outras.
Antes que o esqueza: por que sucede moitas veces, sobre todo nas proximidades de pozos ou pedras, que de dous buques rastreando baixo a mesma derrota, e a distáncia dunha a dúas millas un do outro, o que vai rastreando atrás ergue no aparello maior cantidade de pescado? Despois de remexer os fondos o primeiro buque co seu aparello, ficará para o segundo o que di o dito «A auga ou río revolto, gañáncia de pescadores»? ,Será que ao darse estes casos, o que vai de patrón no buque de atrás, saberá mellor graduar a velocidade e o número de marcas a filar?
Caladoiros da pescada.- Todos os rumbos anotados neste artigo, están reducidos a verdadeiros. (É costume de todos os patróns de pesca, salvo raras excepcións, o saber de memória os rumbos a seguir, pero os magnéticos; e as correccións totais dos compases dos diferentes buques?).
Estaca de Bares.-Comezar a rastexar en 90 brazas de fondo ao demorar o faro da Estaca ao S. 38° E., e navegar ao rumbo de N. 74° E até ter dito faro na demora de S. 74º O., e en fondos de 110 brazas. Nesta «corrida», hai case sempre risco de ter algunha enganchadura en pedras por ir percorrendo as proximidades de manchóns ou grupos delas, pero cómpre arriscarse a fin de obter boa pesca.
Sisargas.- “A Medianía».- Ao ter a medianía da Illa Sisargas enfilada coa punta Oeste do monte de San Adrián e en 270 brazas de auga, largar e navegar ao S. 30° O. até que a medianía de dita illa estexa enfilada coa punta E. do antes citado monte; desde aquí naveganse dúas millas ao S. 75° 0., entón outras dúas millas ao S. 15° E , e a continuación ao S. 75° O. até enfilar Ponta do Roncudo co monte Castelo. Desde aqui é necesário ciabogar e seguir a derrota oposta.
Finisterre.- Largar ao N.O. de Touriñán nunhas 160 brazas de profundidade e navegar ao S. 30° O. até que o monte Pindo enfile coa cortada que divide A Nave da praia de Nemiña; desde aquí arrumbar ao S. 60° E. até enfilar Ponta Buitra con Chorente, emendando entón ao S. 8° O. a procurar a enfilación do Pindo coa ponta Sul Da Nave; unha vez nesta enfilación, arrumbar ao S. 52° O. até atopar moita profundidade e dar a ciaboga.
Xurxo Martínez Crespo.
1.a- M.a Victoria López Pereira ( Cronología de Colón ) 2.a- M.a Victoria Reynoso Rodríguez / . . ( Colón ) 3.°- Concepción Prieto ( Navegantes ) 4.a- Alba Gallego Iglesias (Tarjetas y Sobres con matasellos colombino» } 5.a- Mario Gallego Conde (V Centenario del Descubrimiento ) 6.u- José Luis López Carragal ( Barcos ) 7.°- Manuel Dobarro Sornoza (V Centenario) 8.e- Eladio Rosario Muiños ( Descubrimiento de América por Colón y seguidores ) 9.u- Miguel Rodríguez Rey ( Personajes y Conquistadores de América ) 10.Q- Manuel García Docal (V Centenario) (Cristóbal (Uolmt y el A punto de cumplirse 500 años de aquel 12 de Octubre de 1492 en la que la tenacidad de un hombre y el esfuerzo de otros se consiguió la proeza más importante de la historia de la humanidad: el descubrimiento del Nuevo Mundo. Los historiadores nos relatan el proceso con documentos, cartas y objetos de cómo se llevó a cabo el camino que desembocó en aquel grito de Rodrigo de Triana: TIERRA, en el que se recoge el anhelo, la alegría y el término de un sinfín de desgracias y desventuras que se fueron sucediendo antes y durante la travesía atlántica. Cuando todo está claro, cuando tenemos ante nosotros la empresa descubridora, netamente española, que podemos seguir a lo largo de la historia hasta hoy, nos encontramos que aún no está desvelado el misterio ni la procedencia del hombre que puso su vida y su esfuerzo ai servicio de esta causa: CRISTÓBAL COLON. El origen de Colón se debate aún hoy, pero debe sacar a cualquier historiador honrado de sus pseud oposiciones de la autenticidad de que «CRISTÓBAL COLON», descubridor del Nuevo Mundo, era de origen, pensamiento y de vida, totalmente gallego, según indicios, de Porto Santo, de San Salvador de Poio. La tesis moderna de Celso García de la Riega, Alfonso Phillippot Abeledo, Valentín Paz Andrade, Emilia S. Solana y otros escritores, exponen y demuestran el origen del Almirante. La tesis de que Colón era genovés es la más popular, pero según Phillippot la más en crisis en este momento, ya que está puesta en tela de juicio por casi todos los historiadores, y en realidad quien ayudó a echarla por el suelo fue la gallega. La genovesa adolece de un montón de defectos; el primero, que él no era Colombo, como los de Genova, sino Colón. En 1583, D.- Francisca Colón se trasladó a Genova porque D. Baltar Colombo de los Sres. del Castillo, entabló litigio sobre el mayorazgo, bienes y oficios que fundara Cristóbal Colón. Nicolao de Grimaldo, Príncipe de Salermo de 83 años de edad preguntándole D.- Francisca si conocía algún Colón en la ciudad de Genova, asombrándose de la respuesta, contestó: en todos los
días de mi vida no he oído decir que en la ciudad de Genova haya, ni haya habido alguno del apellido Colón, y si lo hubiese lo habría sabido de otra persona o visto escrito en alguna parte, D.- Francisca Colón, nada pudo hallar en Genova sobre el linaje de Colón viendo los Anales de la ciudad de Genova desde el año 1100. Añade en otra prueba el Príncipe de Salermo que dedicando Genova a sus naturales, que han hecho cosas señaladas y generosas, estatuas y monumentos, en ninguno de ellos se hizo mención a Cristóbal Colón por no ser natural de ella. Sus antecedentes familiares, su medallón que se guarda en la iglesia de Santa María la Mayor de Pontevedra y sus modismos gallegos: alí, ala, aquelo, abastar, longo, dixo, entre otros, demuestran su galleguidad; a Colón se le conocía con el sobrenombre del «GALLEGO». Otro documento de importancia es que Colón celebró una sola fiesta religiosa en sus viajes a América, fue el 18 de Diciembre, día de nuestra Señora de la O, patrona de Pontevedra. El Obispo de Tuy, D. Diego de Avellaneda, en una pastoral posterior al descubrimiento, dice del mérito de Galicia y hace mención de que el marino Cristóbal Colón era nativo del Reino de Galicia. Colón nunca escribió en italiano, en cambio lo hizo en castellano y gallego, ni puso nombre de dicho idioma a ninguna carabela o accidente geográfico, pero en cambio sí a cientos de nombres originarios de la zona entre las Rías Bajas de Pontevedra y Vigo, da vida a islas, cabos, puntas, puertos y ensenadas como la de Porto Santo en el Mar Caribe. El Sr. Izquierdo Corral en trabajo publicado en La Coruña en 1935 dice que para demostrar la nacionalidad de un individuo, existen tres elementos de pruebas indudables: apellido, idioma y toponomía, razones que coinciden con las tesis de la mayoría de los escritores que atribuyen a Cristóbal Colón. Con estas notas quiero hacer reflexionar de una forma honrada e histórica sobre vuestro raciocinio para que os hagáis la. misma pregunta ¿Es Colón, de origen, pensamiento y de vida totalmente pontevedrés y nacido en San Salvador de Poio . . .? José Luis López Carragal
Natural de Vigo. Capitán de Navío. Profesor de Navegación el la Escuela Naval Militar y Buque-Escuela «Juan Sebastían El Cano». Autor de varias obras de Astronomía Náutica y Navegación, y de texto oficial de la Escuela Naval Militar. Se le concedió el Diploma de Honor de los premios «Virgen del Carmen»
O mariño vigués deixou, ademais dunha serie de obras sobre astronomía, náutica e navegación, este traballo sobre os escritos do Almirante da Mar Océana, investigando as actuacións de Colón e as doutros personaxes da súa época.
Párroco de Bandeira, José Espiño Mato, presentó en el Centro Cultural Vista Alegre su libro Cristóbal de Colón. V Almirante da Casa de Sotomaior, parente dos Deza, dos Mendoza, dos Lemos, entre outras casas nobres, natural de Pontevedra, Descubridor de América . Al acto, que fue presentado por Juan Salgueiro, asistieron un centenar de personas. El autor del libro, José Espiño Mato, explicó las razones por las que consideraba que el descubridor de América, Cristóbal Colón, era en realidad el pontevedrés Pedro Álvarez de Sotomayor, conocido popularmente como Pedro Madruga. El párroco argumenta, entre otras cuestiones, que era pontevedrés, porque en las tierras descubiertas dejó más de cien nombres de Galicia y ninguno de Italia y Portugal; su escudo alude a la casa Sotomayor; la rosa de los vientos que utilizó era atlántica y no la mediterránea; ignoraba el italiano y en cambio hablaba latín, castellano, gallego y portugués; y el día de la fiesta mayor de Pontevedra mandó adornar las naves y disparar su cañones. Espiño Mato también indicó que la tesis de que era de Génova careció de bases desde un principio, y en la primera noticia del descubrimiento de América, éste se le atribuye a un español. Señala que Pedro Madruga tuvo que cambiar de nombre y adoptó el de Cristóbal Colón, por imperativos de su vida. Era amigo y partidario del Rey de Portugal y acérrimo rebelde contra la reina Isabel la Católica. El párroco también indica que el descubridor de América estuvo ligado a la comarca de Deza, puesto que fue acogido por el prior Diego de Deza y un descendiente suyo vendió en Bandeira una finca heredada de sus antepasados en Porto Santo. El presentador del acto, Juan Salgueiro, destacó la figura de Espiño Mato, con más de 50 años en Bandeira, y que en pocas ocasiones un vecino presenta un libro. Entre los asistentes se encontraban ediles de Silleda, el delegado de Agricultura, y profesores de la zona, además de vecinos
Colón segundo o cura de Bandeira
Faro de Vigo, 25/03/2009
Na sección de cartas do Faro de Vigo do 28.2.2009, un tal Francisco Rei manifestou a súa total repulsa ó anuncio dun libro escrito polo cura de Bandeira sobre a patria galega de Cristóbal Colón. Nesa repulsa o señor Rei: 1º.- Case nega que Colón sexa de orixe galega. 2º.- Considera denigrante para calquera nación reivindicar a patria de Colón, a quen califica de “siniestro protagonista dun dos capítulos máis escuros da historia humana”. 3º.- Considera grave insulto para “galegos e galegas” que ese “aventureiro imperialista, racista e esclavista” sexa un heroe galego. 4º.- Que queimaba vivos a prisioneiros de guerra. 5º.- Que cortaba as mans ós indíxenas maiores de 14 anos que non lle entregaran certa cantidade de ouro. 6º.- Que era dubidosa a súa pericia marítima, porque chegou a América e pensou que eran as Indias. 7º.- Tamén xulga ó cura de Bandeira escaso en moral, porque sente “fachenda” de que, gracias a Colón, coa xigantesca obra civilizadora de España, América sexa cristiá e fale español”. A esta incrible obra civilizadora de España, envidia de moitos pobos, califica o señor Rei de “salvaxe polo sadismo, con que asasinou sabios, sacerdotes, xefes e culturas”. A esta sarta de barbaridades respondemos que Colón non era un aventureiro, nin imperialista nin sádico nin racista nin tivo tempo de facer guerras nin cortar mans, pois pasou escasos doce anos en preparar catro expedicións, atravesar oito veces o Atlántico, levantar mapas, explorar todo o mar Caribe en varias direccións, sufrir invidias, ata morrer en Valladolid, pero, non pobre nin só, como di o señor Rei. A Raíña Isabel mandou que os indíxenas fosen xusta e dignamente tratados e gloria de España é o incomparable corpo de leis chamado “Leis de Indias”, etc. O señor Rei necesita ler o libro do cura de Bandeira para opinar con coñecemento de causa e liberarse de esa agriada, calumniosa cultura antiespañola e anticristiá que propalou a lenda negra antiespañola e, se houbo algo menos bo, non facer coma o escarabello que deixa o bo e só atopa gusto na basura.
Rafael Calzada: que tan alto mantiene el nombre de España en el Brasil, al frente de «El Diario Español» de San Pablo
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