C.COLÓN PUDO HABER NACIDO EN POIO

CRISTÓBAL COLÓN PUDO HABER NACIDO EN POIO

La noticia surgió hace pocos días en los diarios, pero bien puede decirse que pasó casi desapercibida. Decía así: «Jon Gangoiti afirma que luchará para que los gallegos no sean tratados en la CEE como los judíos».

Breves palabras dignas de meditación que nos hacen comprender que el ser gallego aun tiene sus lamentables consecuencias, y que también siguen proclamando ante el mundo otra injusticia de siglos, ya que, en cierto modo, parecen disculpar la discriminación hacia el pueblo de Israel. Pero lo que sí es indudable, es que bien puede ser que muchos gallegos tengamos raíces judías, ya que en nuestros pueblos y ciudades aun existen atavismos semíticos. Y muchas veces, aun hay personas que ignorándolo, conservan costumbres y rasgos de esa raza que el correr de los siglos no ha podido borrar.

Hoy día, presente aun el triste recuerdo de los horrores incalificables cometidos aun no hace tantos años con el pueblo israelita, resulta comprensible y disculpable que en la férrea época del Medievo un hombre se viese obligado a ocultar tenazmente su doble origen de gallego y judío. Investigaciones históricas a las que no se ha prestado la debida atención, pero que continúan vigentes con toda la fuerza de su veracidad, siguen pregonando este doble origen en uno de los personajes más importantes de la Historia del Mundo: Cristóbal Colón.

Pese a los grandes esfuerzos del almirante para hacer «desconocidos e inciertos su patria y origen», el origen ha comenzado a resquebrajarse desde que, a finales del pasado siglo, unos historiadores pontevedreses al investigar en los archivos se encontraron sorprendidísimos ante la aparición de unos documentos, comprendidos entre los años 1428 y 1523, en los que se leían distintos nombres identificados con la familia del Almirante y que iban unidos al apellido «de Colón».

Pero no se les prestó la atención merecida ni aun cuando el ilustre historiador don Celso García de la Riega, estudió y amplió concienzudamente las antiguas investigaciones publicando su libro «Colón español».

Cierto es, que los Centros Culturales Gallegos de Hispanoamérica acogieron con júbilo la noticia y la proclamaron por todos los medios, pero en España no fue recibida con el debido interés, tratándose incluso de acusar a de la Riega de falsario, lo cual hoy ha sido plenamente desmentido, mediante los nuevos métodos de investigación.

 El enigma de Colón

De todos estos estudios se ha llegado a la firme conclusión de que el Almirante tenía un interés tenaz en hacer un perpetuo enigma del lugar de su nacimiento, aunque no por ello debemos acusarle de renegado, ya que cierto es que con esta revelación jamás hubiese conseguido una audiencia de los Reyes Católicos.

El hecho de que se considere a Colón como genovés tiene su origen en el célebre documento de la institución del Mayorazgo, escrito en Sevilla el 22 de febrero de 1498, aunque hoy día se ha comprobado con certeza que es apócrifo, y que seguramente Colón jamás pronunció la consabida frase refiriéndose a Génova: «…de ella salí y en ella nací».

Teniendo además el citado documento una profunda diferencia con el testamento que Colón hizo poco antes de morir, el 19 de mayo de 1506. Y la falsedad de este documento, se descubre de un modo principal en el hecho de que habiendo sido fechado en febrero de 1498, se incluye en él una súplica dirigida a el Rey, a la Reina y al Príncipe don Juan, habiendo el Príncipe fallecido el 4 de octubre de 1497, y es completamente imposible que encontrándose en Sevilla, casi cinco meses después ignorase Cristóbal Colón la luctuosa noticia, tanto más que en todo el Reino se guardaron cuarenta días de luto oficial.

A esto se debe añadir que los dos hijos del Almirante, Diego y Fernando, eran pajes del malogrado príncipe, siendo evidente que el autor del documento ignoraba por completo los principales sucesos de los Reinos de Castilla y Aragón.

Este documento del Mayorazgo fue la causa de que se investigase en Italia, llegando a encontrar el acta de un notario de Génova con una minuta de haber comprado azúcar en Madeira para un comerciante genovés, un joven llamado Cristóforo Colombo, encontrándose luego algunos datos sobre un tal Domicico Colombo que tenía tres hijos: Cristóforo, Bartolomeu y Giócomo.

Pero lo que sí parece imposible de compaginar con el amor que siempre demostró el Almirante por sus hermanos, incluidos el póstumo recuerdo hacia sus padres, es el hecho comprobado de que el llamado Dominico Colombo viviese en la miseria, viejo y olvidado, mientras colón era aclamado como descubridor del Nuevo Mundo con todos los honores.

 Un discutido origen

Basándose en estas y otras causas, son muchos los historiadores que niegan el origen italiano del almirante, contándose entre éstos el enciclopedista alemán Carlos Guillermo de Humboldt, el inglés Growing, así como el famoso historiador escocés Guillermo Robertson. Y lo cierto es que Cristóbal Colón no tuvo el menor recuerdo hacia esa supuesta patria italiana cuando ponía nombres y más nombres a las tierras recién descubiertas.

Este hecho lo comentó ampliamente en 1956 el doctor historiador jesuíta P. Tomás Barreira, acabando por afirmar que la mejor partida de nacimiento del almirante la tenemos en los nombres que dedica a las primeras islas que va descubriendo. Llama a la primera San Salvador, a la segunda San Salvador el Grande y a la tercera San Salvador el Pequeño, nombres que concuerdan perfectamente con los de San Salvador de Poio, pequeña localidad pontevedresa donde se ha localizado la cuna de Colón, mediante el estudio de los antiguos documentos antedichos. Pero, por si todos estos datos no fuesen suficientes, hay que hacer constancia de que a continuación de las citadas islas, descubre el navegante otra a la que llama Nuestra Señora de la Concepción, la cual es precisamente la co‑patrona de Poio.

Para mayor abundamiento de estos hechos, sucede que el 18 de diciembre del citado año de 1492, el almirante ordena que se empavesen los palos y las vergas de las naves con banderolas, al mismo tiempo que se disparan tiros de lombardas. Los marineros se atreven a interrogarle sobre la festividad que se conmemora, y Colón les responde escuetamente que es el día de Nuestra Señora de la O.

Y lo cierto es que nadie repara en que la Virgen de la O, es desde tiempo inmemorial la patrona de Pontevedra. Este hecho lo comentó ampliamente el sacerdote historiador, don Arturo Souto Vizoso, fallecido hace casi un año. De todos estos hechos se desprende que Colón no podía, ni quería renunciar a sus orígenes en las lejanas tierras gallegas.

 Cuando hablan las piedras

En la provincia de Pontevedra existe el pequeño pueblo de San Salvador de Poio, el cual acariciado por el mar y arrullado por el susurro de sus pinares guarda un testimonio de historia y leyenda a través de una casa ruinosa que se va derrumbando poco a poco, hasta quedar tan sólo unas paredes de piedra y de un crucero secular que ostenta en su base una inscripción: «Juan Colón Rº año 1490». La Rº se interpreta como “recuerdo”, “reconstruido” o “reedificado”. Este Crucero que durante siglos ha estado ante la casa ruinosa, hoy, lamentablemente, ha sido trasladado a un próximo e inadecuado lugar, dejando un significativo vacío ante las piedras cubiertas de maleza en donde según siguen transmitiéndose los lugareños de generación en generación, que nació el descubridor de América.

Y lo mismo responde al marinero que regresa de su faena, la lavandera que se dirige hacia el río o el campesino que lleva su ganado a la feria: «esa é a casa onde naceu Colón». Y lo que sí es indudable, es que allí vivió una familia que correspondía a este  apellido.

03.Domingo 11 (4)Don Bernardino Justo Pena, un vecino del lugar, de 69 años, relata incansable y solícitoa cuantos le interrogan sobre los testimonios que sus antepasados se han transmitido unos a otros. El Crucero es para él y los suyos una preciada reliquia, y cuenta cómo muchos años atrás, los campesinos se sentaban al atardecer, descansando de sus faenas, a los pies del crucero y ante la casa milenaria. Allí hablaban largamente sobre Colón «o home que descubriu as illas». Y la historia se sigue repitiendo entre las gentes de Poio, mientras bien puede asegurarse que hoy día en ningún lugar del mundo se encuentra un testimonio tan genuino, sincero y popular.

Existe también otra impresionante aseveración de esta familia, llamada «de Colón» que se sucedió en generaciones en este lugar de Galicia; y surgió, inopinadamente, sin que nadie lo buscase o lo esperara. Fue al derrumbar un retablo completamente apolillado por el paso del tiempo, cuando en una capilla de Santa María la Mayor de Pontevedra, apareció una losa de piedra, de finales del siglo XV, con una significativa inscripción: “Os do cerco, Xoán Neto e Xoán de Co‑lón, faceron esta capella”.

En la inscripción figuraba «Xoán de Collón», pero sucedió que un clérigo juzgó obscena la palabra y suprimió una L, tal como se puede apreciar perfectamente sobre la piedra, sin detenerse a pensar que aunque se dice «capela» está escrito «capella». Y es curioso también comprobar que cuando el rey Juan de portugal escribe a Colón en 1488, comienza con las siguientes palabras: «Querido Cristóbal Collón…»

 Testimonios

Por las mismas fechas de los importantes testimonios proclamados por el P. Jesuíta Tomás Barreira, el Ayuntamiento de Lijar (Almería) hace constar en su libro de Actas, con fecha del día 14 de septiembre de 1955, el acuerdo de proclamar el origen español de Cristóbal Colón, basándose en los studios del historiador murciano donJulio Tortosa Franco, que demostró plenamente el origen gallego, y por lo tanto español, del almirante.

La citada acta me ha sido envidiada gentilmente por el actual alcalde Lijar, al cual tengo que expresar mi agradecimiento. (Adjunta a este artículo).

También el historiador de Vilagarcía Xosé Vilas Fariña me ha facilitado la copia de un importante documento sobre un trabajo inédito del Padre José Crespo Pozo, del Monasterio de San Salvador de Poio, en el que dice y confirma que una vecina de O Grove, llamada doña Ana de Pravia se casó en segundas nupcias con don Cristóbal de Colón y Toledo, llegando a ser madre de don Diego Colón y Pravia, III Duque de Veragua.

Pero el testimonio definitivo está en la pastoral pronunciada por el obispo de Tui, don Diego de Avellaneda, el cual rigió la citada diócesis desde 1526 hasta 1537, en la que, al ensalzar los méritos de Galicia, concluye diciendo que las Nuevas Tierras fueron descubiertas por el marino gallego llamado don Cristóbal de Colón.

Y para concluir este pequeño estudio dedicado al hombre que más contribuyó al progreso de la civilización y de la Historia del Mundo, voy a hacerlo con las mismas palabras que el sabido historiador don Constatntino de Horta y Pardo, pronunció a comienzos de 1920, y las cuales pese a haber transcurrido desde entonces sesenta y siete años(*), tienen por estas fechas una impresionante actualidad:

Difundid la verdad histórica

“Nos dirigimos a los historiadores, eruditos, literatos, periodistas, cronistas, escritores, publicistas, personas de cultura, paz y buena voluntad; a la Iglesia, al ejército, a la marina, a las academias y sociedades de cultura, a las escuelas y colegios, a las ibéricas y americanistas, para que removiendo cielo y tierra griten ante el mundo civilizado:

 

¡Colón nació en Galicia!

* * * * * * *

 

Palabras y terminos netamente Gallegos en sus escritos

Son tremendamente significativos los terminos y palabras empleados tantas veces por Cristóbal Colón, sin que muchos de los historiadores supieran interpretarlas. Así sorprendió la palabra con la que el almirante expresa un día de sol ardoroso en los trópicos. «El sol tenía espeto», dice simplemente Colón. Y esta palabra es traducida por la que parece más apropiada a los investigadores: «El sol tenía ímpetu». Pero nadie tuvo en cuenta de que en Galicia se decía y se dice que el sol espeta o tiene espeto, cuando sus rayos son tan fuertes que mismo parece que clavan.

También poco antes de llegar a tierra, Colón advierte un trozo de madera que flota en el mar y que, según él, tiene adheridos numerosos escaramujos. Y esta breve palabra de «escaramujos» o «escaramuxos» con la cual aun hoy día se denominan en las rías Bajas Gallegas a las «minchas» o pequeños caracoles marinos es traducida por el historiador francés Jean Descola por «babosas».

En otras ocasiones, colón explica que sus hombres pasan «fame«. Y dice «el nariz», «eses hombres» y «eses indios». Siempre eses en lugar de esos.

 Josefina López de Serantes

 El Correo Gallego, 13 de Julio de 1987

03.Domingo 11 (1)03.Domingo 11 (2)03.Domingo 11 (3)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.